La necesidad de responder a los grupos sociales en dificultades en aquellos países superados por la crisis y de ofrecer refugio, esperanza y una respuesta cercana, saliendo a la calle, a los ciudadanos para recuperar su confianza son algunos de los retos que se marca la Iglesia, según se puso de manifiesto ayer en la inauguración de la Semana Social de España, que se celebra en Alicante hasta el sábado en su edición número 42 con el lema «Por una sociedad nueva. Desafíos y propuestas». El nuncio del Vaticano en España, monseñor Renzo Fratini, leyó una carta del Papa al principio del acto, al que asistió la alcaldesa, Sonia Castedo.

En este foro, representantes eclesiásticos mostraron su preocupación por el desapego de los jóvenes por la vida política, el desprestigio social de quienes se dedican a la cosa pública, el paro, las desigualdades, la emergencia educativa y la crisis de valores. «Los católicos reclaman la vida política pero el modelo está en crisis», dijo Vicente Navarro de Luján, presidente de la Junta Nacional de Semanas Sociales de España. Asimismo, analizaron el desencanto por el proyecto común de Europa y relacionaron su viabilidad con la recuperación de las raíces culturales y el pulso espiritual.

El nuncio del Papa habló de la crisis ética de los ídolos del dinero, y apostó por difundir la doctrina social de la Iglesia y por recuperar los valores que puedan devolver la confianza a la sociedad. «La solidaridad comprende todo lo demás -dijo-. Es uno de los los principios del comportamiento cristiano, y de la organización social y política. El Papa Francisco invita a repensar la solidaridad, conjuntando el magisterio con esta evolución social y económica tan rápida». Fratini incidió en la importancia de crear una economía al servicio de la sociedad basada en la solidaridad.

«No somos una empresa»

El cardenal arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, papable durante el cónclave de elección del actual pontífice, habló de la evangelización en las grandes ciudades, un reto para la Iglesia en un momento en que el 50% de la población mundial se concentra en urbes, un 75% en la zona euro. Barbarin dijo que la Iglesia ha de tener en cuenta en su labor pastoral las condiciones de las ciudades actuales y sus novedades, como el auge de las redes sociales, las tecnologías, los medios de comunicación, la música y los deportes, así como la mentalidad actual. «La Iglesia no está aparte de la sociedad, no es una empresa con un plan de desarrollo, es su servidora. Es ir por todas partes, por las cárceles, los hospitales, donde hay sufrimiento», recalcó.

Al acto acudieron el arzobispo de Mérida y los obispos de Mondoñedo-Ferrol y Calahorra. Con ellos Jesús Murgui, titular de la Diócesis Orihuela-Alicante en su 450 aniversario, quien recordó que los pastores están llamados a preocuparse por un mundo mejor y una sociedad renovada.