Los juzgados de la provincia recibieron el pasado año un total de 2.826 atestados por conducción bajo los efectos del alcohol o de las drogas en las carreteras de la provincia. O, lo que es lo mismo, los agentes de la Guardia Civil y las distintas policías locales de los municipios alicantinos (ambos cuerpos son los que están facultados para realizar esas pruebas) sorprendieron a una media de casi ocho personas al día que rebasaban la tasa máxima permitida de alcohol al volante o que conducían bajo la influencia de sustancias estupefacientes. Estos datos, extraídos de la Memoria anual que ha publicado recientemente la Fiscalía General del Estado, consolidan a Alicante en la cúspide nacional. En concreto, la provincia es la cuarta demarcación española en número de casos, solo superada por Barcelona (7.499), Madrid (5.364) y Valencia (3.739).
Ahora bien, ¿en qué suele acabar una infracción de la seguridad vial de tal calibre? En prisión, no. De las 3.097 sentencias que se dictaron en 2013 en los juzgados de la provincia contra conductores ebrios o drogados (la estadística diferencia entre las diligencias y las sentencias), solo una acabó con pena de cárcel. Este hecho no es exclusivo de Alicante. Si se toman como referencia los datos de todo el país, la estadística revela que los fallos judiciales que terminan con una condena de prisión representan un porcentaje mínimo respecto al total de casos. El pasado año, las fuerzas de seguridad españolas sorprendieron en todo el territorio nacional a 58.309 conductores que habían bebido más de la cuenta o habían tomado estupefacientes, pero solo se dictó medidas de prisión para 25 de ellos. El 0,04%.
La conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas es una de las infracciones más frecuentes en las carreteras alicantinas... y que acaban en un juzgado. Así, por ejemplo, la Fiscalía General del Estado ha constatado que los tribunales de la provincia apenas dictaron nueve sentencias por superar superar la velocidad máxima permitida; 81 por conducción temeraria; ninguna por ir al volante con desprecio para la vida; 108 por negarse a someterse a las pruebas de alcohol o drogas; y 1.117 por conducir sin tener el permiso.
