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A pie de calle

Una imagen sin orden ni concierto

Un centro sin personalidad, con mobiliario urbano y pavimentos distintos, despersonaliza una ciudad que se plantea ahora criterios de homogeneidad

Una imagen sin orden ni concierto carolina escalante

Lo más característico de la zona centro de la ciudad de Alicante es que no hay nada característico. Hay un eclecticismo que ha ido generándose con los años, con criterios distintos y motivaciones diferentes y que, a juicio de los expertos, ha logrado despersonalizar la ciudad y darle una imagen incoherente.

La avenida de Alfonso el Sabio es uno de los ejemplos más claros. Conviven tres tipos diferentes de bancos: de mármol con macetero y asiento de madera, de acero y láminas de madera, y de hormigón sin respaldo. Hay señalización y carteles publicitarios a lo largo de todo el vial; contenedores de basura y de reciclaje sobre las aceras, ocupando esquinas del carril bus y en huecos habilitados en la calzada. Las calles transversales que se dirigen al Centro Tradicional tienen calzadas dispares, en algunos casos de bloques que acaban hundiéndose, aceras con materiales, dibujos y hasta colores distintos; diferentes farolas, unas modernas y otras de reminiscencias históricas, al menos hay dos modelos y difieren según la calle en la que están; y hasta bolardos que no se parecen a los del vial de al lado, como le pasa a los de la calle López Torregrosa.

En el centro hay aceras con dibujo de hexágono, terrazo con ranuras en dos colores, pastilla hidráulica ranurada gris, en verde y amarillo, y pastilla de hormigón, entre otros.

Como en una casa donde no se tira nada, aparecen en distintos sitios objetos que tuvieron un papel decorativo hace años y que han ido variando de ubicación y menguando en número, como los maceteros alargados de hierro que conviven con otros modernos.

La Rambla y la Explanada tienen la misma farola clásica que está en los parques, pero también en la avenida de la Constitución, mientras que el resto de calles de los alrededores cuenta con otro tipo, también clásico. Las luminarias de Alfonso el Sabio son funcionales. La avenida de la Estación, a pesar de estar renovada, conserva las antiguas. Y en Maisonnave son de color granate.

«Una ciudad pierde su carácter cuando no hay una homogeneidad. Recordamos las poblaciones con atractivo turístico por sus edificaciones y el tratamiento de sus calles. Sin carácter pierden identidad y fuerza. Alicante ha ido perdiendo sus signos de identidad y hay que recuperarlos», resume el representante del Colegio de Arquitectos Técnicos y Aparejadores, Vicente Ramos, para quien «la ausencia de un criterio común ha favorecido el caos».

La evidente incoherencia urbanística y el clamor de colectivos exigiendo una homogeneización en las obras que se hacen en la ciudad ha llevado a la Concejalía de Imagen Urbana a plantear por primera vez un documento que recoge la intención de respetar unos criterios armónicos a través de un Catálogo de Directrices de Diseño Urbano en el Centro de Alicante. «En los 80 y los 90 se ejecutaron muchas obras con diferentes criterios. Queremos que, sin perder su carácter particular en cada barrio, podamos identificar que estamos en el centro», reconoce el concejal Adrián Santos, que pretende que el documento sirva de herramienta de trabajo a las concejalías para unificar criterios cuando se realizan obras públicas de urbanización planteando tipos de pavimentos y materiales de aceras, bordillos, accesibilidad y mobiliario urbano. Ya ha sido presentado a varios colectivos profesionales que han hecho sus aportaciones y el siguiente paso es pasar por junta de gobierno para su aprobación. Aunque al no tener rango de ordenanza no son recomendaciones no de obligado cumplimiento.

El estudio engloba la zona de influencia turística, desde Benito Pérez Galdós hasta Óscar Esplá y del Ensanche al Casco Antiguo, y deja fuera plazas y paseos por considerar que cada una tiene un diseño particular que las hace especiales y características.

Los expertos se plantean crear itinerarios peatonales y simplificar las urbanizaciones reduciendo el número de materiales, colores, formatos y elementos de urbanización que hay actualmente, pero sin apuntar modelos concretos. Hoy es difícil distinguir un centro que es ecléctico. No existe continuidad entre las calles que lucen pavimentos distintos y transiciones bruscas como la esquina de Alfonso el Sabio con la calle Castaños que pasa de una pavimento de aceras de hormigón a otro con dibujo verde y amarillo; la esquina con Constitución con tres tipos de farolas distintos, dos modernas y una histórica. O un pavimento hexagonal en la calle del Teatro.

Del verde y amarillo al gris

Las propuestas pasan por unificar el pavimento de las aceras en color negro y gris, para evitar la actual sensación de suciedad. Ya se ha aplicado en las intervenciones en la calle Quintana, Reyes Católicos y se está haciendo en el Ensanche. Dar prioridad a los peatones planteando que las aceras tengan al menos dos metros y dando relevancia al arbolado en las calles, evitando el que mancha y potenciando la palmera Phoenix. Se tienen en cuenta los criterios de movilidad con rebajes en aceras. Se plantean colores menos estridentes en las esquinas ahora pintadas de rojo para facilitar el paso a las personas con problemas de visión. Una medida ya implantada es dejar de pintar de azul las señalizaciones para que pasen desapercibidas. Se propone que las papeleras que se instalen sean cilíndricas, actualmente hay tres modelos, dos redondos y uno alargado. Los arquitectos advierten de la «atrocidad» de pintar materiales nobles como el granito y se recomienda dibujar sólo la calzada. Y a la vez, se propone integrar el carril bici en la calzada, como en la calle Italia.

Que Alicante tenga una imagen uniforme y se genere identidad de ciudad es la reclamación de muchos colectivos que aplauden una iniciativa que pretende que no se repita en el futuro la mezcla de estilos y materiales que sufre el centro hoy. Para los arquitectos «ya era hora de que se planteara algo global porque si hubiéramos mantenido la forma de actuar la ciudad habría acabado muy mal». Sin orden ni concierto.

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