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Lo nunca visto en el Portal de Elche

La poda de los ficus llega a su fin tras haber rebajado la altura de las ramas hasta cinco metros

Imagen de archivo de cómo estaban los ficus antes de ser podados. héctor fuentes

Cuanto menos chocante. Así se podría calificar la imagen con la que se ha quedado el Portal de Elche tras la poda de «reformación» de sus cuatro ficus centenarios que concluyó ayer tras una semana de trabajos de saneamiento para garantizar la estabilidad de estos majestuosos ejemplares y evitar la caída de ramas sobre los transeúntes en esta plaza de la Rambla tan transitada, donde ya en septiembre hubo un desplome y hace un año otro, que obligó a desalojar la zona.

Los emblemáticos ficus, que tenían entre 17 y 20 metros de altura, han menguado entre tres y cinco metros, según explicaron los técnicos de Atención Urbana, la concejalía que ha realizado esta intervención dirigida por el biólogo y especialista en Arboricultura Josep Selga. Así que los ejemplares se quedarán en torno a los 15 metros de altura.

Los cuatro han perdido sus frondosas copas que tanta sombra daban en verano. Habrá que esperar dos años para que, de acuerdo a los expertos, la vegetación cubra de nuevo las ramas y cuatro para que la estructura, que había crecido de forma incorrecta, se reponga totalmente. El Ayuntamiento justificó esta intervención en una poda agresiva que sufrieron estos ficus hace unos 35 años, que había provocado la aparición de ramas muy altas, rebrotes vigorosos como «brazos de palanca» que restaban estabilidad a estos cuatro árboles, lo que hizo necesario un saneamiento de «reformación» para devolverlos a la madera más vieja y madura con el objetivo final de que los brotes salgan otra vez desde el tronco, dándoles nueva vitalidad.

Sea como sea, los ficus han quedado muy pelados, como nadie los conocía. Quizá los alicantinos más mayores recuerden otras podas similares pero no es una imagen desde luego reciente.

El aspecto que tiene ahora el Portal de Elche no pasa desapercibido y despierta todo tipo de comentarios entre los ciudadanos, desde los aprobatorios si es para bien de los árboles «como dicen los que saben», hasta los que tachan la actuación de «crimen» y critican que los hayan dejado «tan pelados». Los turistas tomaron ayer fotografías de las últimas ramas cayendo al suelo en la ahora despejada plaza, en la que han trabajado durante más de una semana media docena de operarios con dos grúas que subían hasta los 30 metros de altura.

Ahora a las terrazas de la plaza les preocupa una palmera de unos veinte metros que se apoyaba en la copa de uno de los ficus y que se ha quedado sola en medio del espacio ajardinado. Su temor es que una ráfaga de viento la pueda doblar y tirar al suelo.

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