Educación admite el fracaso del actual modelo en los centros de Primaria, en los que este curso se deben realizar hasta tres pruebas diagnósticas: una de la conselleria en cuarto curso, otra de la Lomce en tercero, y una tercera para el informe internacional Pisa entre los alumnos de quinto.
Para el próximo curso la Lomce añade una cuarta prueba para los estudiantes de sexto. Desde la inspección educativa de Alicante se reconocía ayer la poca efectividad de tanta prueba, sobre todo por la falta de medidas para adoptar soluciones ante los problemas que se detectan a través de las pruebas.
«Si no se toman medidas, tanta evaluación en los colegios no va a surtir ningún efecto». La protesta generalizada de los directores de Primaria de la provincia obtuvo ayer una respuesta contundente por parte de la administración educativa: «Tenéis toda la razón. No podemos estar permanentemente evaluando a cada centro un año detrás de otro», admitió el inspector de Educación Vicente Díaz, que representaba a la conselleria ante la asamblea que los directores de colegios celebraron en la Facultad de Educación.
«Estamos buscando fórmulas que liberen a los equipos directivos de tanta carga burocrática, para que les permita dedicar más tiempo a su trabajo más pedagógico y concretar el aprendizaje de cada alumno», explicó más tarde Díaz, a preguntas de este diario sobre las posibles medidas que solucionen una situación que los centros vienen reprochando desde que, hace ya dos años, comenzaron a prodigarse las evaluaciones diagnósticas y de calidad en los centros escolares.
«Todos los días recibimos normativa, instrucciones y nuevos decretos que no dejan tiempo para entrar en las aulas a ver si realmente los compañeros están haciendo esa labor», lamentó Montserrat Salas, portavoz del colectivo. «Los equipos directivos deben dedicar su tiempo a paridas diariamente y pedagogía es lo único que no hacemos», subrayó.
El propio inspector corroboró que para que surta efecto tanta normativa «deberíamos partir cada año de lo ya consolidado y establecido, para no tener que reiterar cada curso la necesidad de un determinado recurso para este u otro alumno». De hecho, las evaluaciones del alumnado persiguen, según reitera una y otra vez la consellera, María José Carratalá, establecer la foto del sistema educativo para mejorarlo posteriormente con recursos, y esos son los que no acaban de llegar para posibilitar esa mejora de la calidad que tanto se proclama.
«¿Tanto costaría a la administración determinar lo que debe saber un alumno al acabar tercero o sexto de Primaria con tantas evaluaciones? ¿Para qué sirven?», insistían uno y otro director en sucesivos turnos de palabra.
También echaron en cara al representante de Educación, que todavía no han recibido los resultados prácticos de las evaluaciones del curso pasado como para tratar de mejorar en algo las medidas que se adoptan en los colegios este curso: «Empezamos cada curso de cero. No debería haber una diagnóstica cada año porque después no hacéis nada», le espetaron.
Para ilustrar con un ejemplo la situación que arrastran los colegios, uno de los directores recordó un chiste que, según dijo, cuentan en Alemania: «Por mucho que lo peses, el cerdo no engorda», lo que provocó las risas y aplausos de los asistentes.
El inspector Díaz volvió a reconocer que no es fácil convertir los criterios de evaluación en una tarea específica para establecer el nivel que los alumnos deben alcanzar, e incluso verbalizó su preocupación ante el hecho de que esta próxima primavera pudieran coincidir en los colegios la evaluación diagnóstica anual correspondiente a cuatro de Primaria, y la primera evaluación general que la Lomce marca para todos los alumnos de tercer curso también: «Espero que podamos evitar la coincidencia», reflexionó.
