Los cambios siempre son un riesgo. Y así lo afrontaban ayer los 35 comercios que se echaron a la calle San Francisco para participar en la sexta edición de «Botigues al carrer» en Alicante. Tras cinco años en la plaza Gabriel Miró, y coincidiendo con la Volvo Ocean Race, los comerciantes engalanaron la zona ataviados con su mejor sonrisa y una amplia selección de productos y servicios. Al final el día les salió redondo.

Cientos de personas se acercaron, a ratos en goteo, a ratos en manada, para conocer las ofertas y demostraciones que los comercios del centro tradicional de Alicante les tenían reservados. Moda, complementos, tocados, artículos de papelería, óptica o peluquería, productos alimenticios y bebidas, a granel o al detalle, y hasta clases de pilates y masajes relajantes. A lo largo del día se celebraron también talleres, cuentacuentos, performance, catas de vinos y demostraciones de bailes para animar al personal. Iniciativas que se sumaban al desfile de modelos que el viernes daba el pistoletazo de salida y acaparaba la atención de 400 personas.

El balance general de los participantes fue ayer, según Toñi Torregrosa, responsable de la asociación de comerciantes Más que Centro, «totalmente positivo. He sondeado a los comerciantes y coinciden en que están vendiendo mucho». Y eso que la lluvia provocó un retroceso al mediodía, cuando temieron que les forzase a echar el cierre. Pero optaron por resistir, y fue clave.

Torregrosa dijo que «el comercio necesita acciones dinamizadoras como esta para darse a conocer». Desde la asociación Corazón de Alicante -responsables de esta iniciativa junto a las agrupaciones Más que Centro, Gerona y el Ayuntamiento-, Vicente Armengol, apuntó en que el alicantino «cada vez tiene más apego al comercio tradicional por su valor añadido, y la repercusión de esta iniciativa es un reflejo más de su revalorización».