Pese a la división interna dentro del grupo municipal del PP tras la nueva imputación judicial de la alcaldesa, los ediles populares optaron ayer por no escenificar su ruptura y cerrar filas en torno a Castedo para rechazar en bloque la petición de dimisión de Esquerra Unida, que fue apoyada por PSOE y UPyD.

La votación tuvo lugar entre protestas contra la corrupción en la plaza del Ayuntamiento -según la Policía Nacional se concentraron unas 400 personas- y también dentro del salón de plenos, donde un grupo de representantes de EU, Compromís y Podemos irrumpieron con pancartas y gritos de «Castedo dimisión» después de que el PP votara en contra de la misma.

El pleno arrancó en medio de un amplio dispositivo policial y una inusual expectación de medios de comunicación locales y nacionales. Media hora después -en torno a las diez de la mañana- comenzaron a escucharse las primeras consignas de los colectivos que se concentraban en la plaza del Ayuntamiento de Alicante para pedir la dimisión de la regidora por sus imputaciones en las causas judiciales abiertas por presuntas irregularidades en la tramitación del Plan General y el Plan Rabasa. Los gestos serios e inquietos entre los ediles de la bancada popular evidenciaban que la situación no era plato de buen gusto.

Primero, en torno a las once, llegó la petición de EU de retirar el Plan General bajo sospecha judicial -también rechazada en bloque por el PP- y acto seguido el debate de la iniciativa de este grupo de la oposición pidiendo la dimisión de Castedo. El portavoz de EU, Miguel Ángel Pavón, lamentó que Castedo interviniera en ambos puntos, pese a haber sido recusada por este grupo de la oposición al entender que mantiene una relación de «amistad íntima» con el empresario Enrique Ortiz, imputado también en ambas tramas.

En el debate sobre el Plan General, Pavón acusó a Castedo de aferrarse «de forma irresponsable» al cargo mientras la edil socialista Loles Fernández defendió la postura de su grupo, esta vez a favor de la retirada del documento -en una ocasión anterior los ediles socialistas se dividieron al votar- asegurando que la ciudad está inmersa en una «situación de emergencia democrática». Desde UPyD también apoyaron la retirada del documento. Por parte del equipo de gobierno local, fue la portavoz popular y actual edil de Urbanismo, Marta García-Romeu, la que salió en defensa de Castedo y de la gestión urbanística municipal para justificar la oposición de su partido a la retirada del Plan General. La regidora intervino para retar a la oposición a «demostrar un solo beneficio de Ortiz en el Plan General» y defenderse asegurando: «He demostrado por activa y por pasiva y lo seguiré haciendo que todo era presunto». Acto seguido, la regidora se refirió a la socialista Loles Fernández aseverando que «podría ser acusada, por ejemplo, de cohecho, por el reciente viaje que ha realizado a la Ribera del Duero pagado por un empresario» y agregó en tono desafiante: «Manolete, Manolete, si no sabes torear, 'pá' que te metes».

Tras el debate sobre el Plan General, Castedo dio paso a la moción de EU pidiendo su dimisión y una comisión de investigación sobre Rabasa, y atendió con una sonrisa la intervención de Pavón, que se refirió a ella como «imputadísima alcaldesa de Alicante» y la instó a escuchar «el clamor» de las protestas.

Pavón también cargó contra el PSOE por las conversaciones de la investigación policial sobre el Plan Rabasa que implican a los exdirigentes socialistas Blas Bernal y Ángel Franco. «De aquellos polvos estos lodos», agregó. En este caso, Castedo dio paso a la votación sin que el PP interviniera y sin permitir el voto por separado de los acuerdos propuestos por EU en su moción, en la que también pedía la paralización del proyecto de Ikea y que se aparte a los técnicos imputados en la causa judicial. Toda la oposición votó a favor de la moción de EU, mientras los ediles del PP -a excepción de Mariano Postigo que no asistió al pleno por enfermedad- alzaron la mano en contra de la petición de dimisión de Castedo. Algunos, como Juan Zaragoza, lo hicieron de forma tan tímida que no se aprecia en las imágenes, si bien el edil confirmó después que había votado junto con el resto de su grupo.

Las protestas eclipsaron el pleno, provocando que otros asuntos pasaran de puntillas, como las modificaciones presupuestarias, el debate sobre el Manjón Cervantes o el compromiso del PP de asumir desde enero la gestión de las líneas 25 y 27 de autobús.