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Cerco a las grúas sin vida

Comienzan a incoar expedientes para retirar las estructuras metálicas de las obras paralizadas

Cerco a las grúas sin vida

Las grúas abandonadas en solares donde las edificaciones a medio hacer han visto pasar los años por la crisis del ladrillo se han convertido en el nuevo caballo de batalla de los ayuntamientos. Los consistorios han emprendido un cerco para acabar con estas elevadas torres que corren peligro de caerse.

Estas nuevas infracciones urbanísticas han crecido un 100% en los últimos cuatro años y han llegado a traducirse en un peligro para vecinos por el deterioro de los materiales de construcción y el riesgo que supone para la ciudadanía. Y es que, con el paso del tiempo y la degradación del parque inmobiliario, ha crecido la preocupación vecinal por el desprendimiento de las grúas por el viento, las lluvias o cualquier movimiento sísmico.

En este sentido, según apuntaron desde la concejalía de Urbanismo en Alicante, el Ayuntamiento ha comenzado una particular cruzada para acabar con este problema derivado de la crisis. De hecho, en la ciudad, el Consistorio ha realizado ya unas 300 inspecciones de obras susceptibles de perder las licencias por haber incumplido los plazos de ejecución y estar paralizadas.inspecciones perder las licencias incumplido los plazos de ejecución paralizadas

Ante ello, en Alicante, han comenzado a incoar expedientes sancionadores a los promotores, que, en caso de no ser localizados, llegan a los propietarios del suelo y ejecutan fianzas.

Mientras, en Elche, el Ayuntamiento ha emprendido un plan para detectar solares y edificios en mal estado. En caso de que los dueños no se encarguen de mantener sus propiedades lo hará el consistorio y les cobrará el importe del trabajo.

Sin embargo, el mayor problema para los ayuntamientos viene a la hora de contactar con los constructores y los dueños del terreno, lo que se traduce en años de espera para desmantelar las grúas.

Casos puntuales

Como ejemplo de ello en la provincia, Torrevieja ha visto pasar siete años desde que se paralizó una obra para que el Ayuntamiento exigiera la retirada de la torre con un contrapeso porque corría peligro de desprenderse, pero todavía no ha sido desmontada.

En Alicante, en el barrio de Carolinas, en la calle Jacinto Maltés, una enorme estructura metálica ha tenido atemorizados a los vecinos durante años, y ahora ya está desmontada, al igual que ha ocurrido con otra torre que indignaba a los residentes del barrio de Altozano.

En Crevillent, también se ha dado un caso similar y el Ayuntamiento logró retirar este verano una grúa en unas viviendas adosadas paralizadas.

Caída de faltas

A pesar de esta nueva tendencia, la crisis ha producido un efecto inverso en las infracciones urbanísticas y han caído en picado por el descenso de la actividad constructora.

En Alicante, las denuncias de obras, que se dan por construir en suelos rústicos, han bajado notablemente al pasar de 357 en 2012 a 209 en los siete primeros meses de este año, según Urbanismo. Mientras que en las infracciones por actividades, que se refieren sobre todo al ruido de locales, han pasado de 538 denuncias a 204 registradas hasta el 1 de agosto de este año.

En esta línea, en Elche, las infracciones urbanísticas consistentes en la construcción o ampliación de viviendas alcanzaron las 40 y en los primeros siete meses de 2014 tan sólo han habido tres, según Urbanismo.

Ahora, la negligencia de no solicitar permisos para realizar obras de rehabilitación o reformas para ahorrarse las tasas municipales son las faltas más comunes que detectan los ayuntamientos. A ello se suma los cerramientos ilegales de terrazas, áticos y balcones.

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