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5.775 años de tradición

Las 250 familias judías que residen en Alicante y su comarca celebran durante estos días la llegada del Año Nuevo, una de las fiestas más importantes del calendario hebreo que dura diez días y culmina con el Yom Kipur o Día del Perdón

Año nuevo judío 5775. Las imágenes de este reportaje fueron tomadas antes de la celebración de la festividad de Rosh Hashana y Yom Kipur.El rabino Carlos Tapiero que ha venido desde Israel para oficiar los cultos religiosos que se celebran durante estos días en la Sinagoga. pilar cortes

El Shofar despierta las conciencias y conduce hacia el análisis interior y el arrepentimiento. El sonido de este instrumento musical marca el comienzo de la celebración del año nuevo judío, 5775 en el calendario hebreo, una fiesta que comenzó el pasado viernes con la celebración del Rosh Hashana o Año Nuevo y que culminará diez días más tarde con el Yom Kipur o Día del Perdón. «Ésta es la fiesta más importante para los judíos», afirma el rabino Carlos Tapiero, que ha venido desde Israel para oficiar, durante estos días, los servicios religiosos de las 250 familias de la comunidad judía que residen en la ciudad de Alicante y su comarca, y a la que en estas fechas tan señaladas, se le unen judíos de la zona sur de la provincia, Murcia y Almería. «Se trata de un periodo de reflexión, en el que se plantea la necesidad de mejora y de cambio. Estos días abren el trampolín a una vida que debería ser mejor, año tras año, en lo ético y en lo moral», explica el rabino.

El Rosh Hashana conmemora la creación de la humanidad y es una fecha muy importante dentro del calendario hebreo, según explica el rabino, porque «no es que el judío esté celebrando un hecho particular de él sino del mundo. Es celebrar a Dios creando el mundo». Se trata de una fiesta que se vive en familia y en comunidad. Durante los dos días que dura la festividad, los judíos acuden a la sinagoga a orar y después se reúnen con la familia o con miembros de la comunidad para comer y cenar.

Sobre la mesa, cubierta con un mantel blanco que simboliza la pureza, no pueden faltar alimentos como manzanas con miel, con las que se augura un año feliz y dulce; granadas, con las que le pide a Dios que multiplique sus virtudes y buenas acciones; dátiles, para que Dios borre el odio y la amargura, y cabezas de pescado. Primero se bendice el vino, que suele ser dulce y simboliza el tiempo, luego la jalá, un pan trenzado que elaboran las mujeres en casa y que, según explica el rabino, para esta festividad «es redondo y muestra lo circular de la vida, lo eterno de lo existente en la creación».

Algunos alimentos, como la jalá, se elaboran en casa, pero los miembros de la comunidad judía de Alicante se ven obligados a importar la mayoría de los que consumen en su día a día porque «en la provincia no existen establecimientos que vendan productos Kosher y ni restaurantes donde poder comerlos», afirma el presidente de la Comunidad Judía de Alicante Centro, Armando Azubel. Los productos Kosher son aquellos que cumplen con los preceptos dietéticos que marca la tradición judía. «Se importan de otras ciudades de la península como Madrid o Barcelona, en las que las comunidades judías son más numerosas, e incluso del extranjero», afirma el presidente.

Los diez días que transcurren desde Rosh Hashana hasta el Yom Kipur, se llaman «los diez días terribles» y según explica Armando Azubel «son los días en los que la humanidad rinde cuentas de sus acciones durante todo el año a las cortes celestiales, es un periodo de reflexión y de intentar reparar los errores cometidos». El Yom Kipur marca el fin de la fiesta y es un día de ayuno, que se pasa en la sinagoga. Es el día más largo del año y en el que «uno se enfrenta a Dios», concluye el rabino.

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