Pablo Suárez. Castedo: «Para cobrar el paro lo tenía que cesar»
En una conversación telefónica entre la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y el constructor Enrique Ortiz, la primera edil le dice que el edil Pablo Suárez no dimitió, sino que lo cesó ella para que pudiera cobrar el paro. «¿No ha querido dimitir?», le pregunta el empresario. Y Castedo le responde: «No, es que para poder cobrar el paro lo tenía que cesar».
Familiaridad. La alcaldesa al constructor: «Mi coronel»
En varias conversaciones telefónicas se aprecia la cercanía entre Castedo y Ortiz. «A sus órdenes», le dice el constructor. Y la alcaldesa continúa: «Mi coronel». En varias llamadas entre ambos, la primera edil le llama «bombón». En otra, Ortiz además le dice: «Que necesito que me des cariño, que no me das cariño». «Que sí que te lo doy, ya sabes que sí», le responde ella.
Intenciones. Mutxamel y Benidorm quisieron llevarse Ikea
La alcaldesa de Mutxamel, Asunción Llorens, y su homólogo de Beniorm, Agustín Navarro, mantuvieron conversaciones con Enrique Ortiz para intentar que Ikea se implantara en sus respectivos términos municipales. La localidad de l’Alacantí estaba dispuesta incluso a casi «regalar» los terrenos a la multinacional sueca, según el constructor.
Ataques. Campaña de desprestigio a Ángel Luna
El informe policial saca a relucir también la campaña de desprestigio que intentaron impulsar Castedo y Ortiz contra el ex síndic socialista en las Cortes, Ángel Luna, por promover un recurso contra el Plan Rabasa. En una de las conversaciones entre ambos, el empresario incluso llega a decir: «Que cabrón, que cabrón, na si lo podemos matar de cualquier manera (sic)».
Críticas. «A Manolo Alcaraz no lo quiere ningún partido»
En varias conversaciones, Ortiz y un empleado suyo critican a Manuel Alcaraz, por aquel entonces presidente de la PIC. «Por tener contento a Manolo Alcaraz y a su puta madre se olvidan de la ciudadanía, es que son subnormales macho», afirma Ortiz respecto al recurso que iba a presentar el PSPV contra el Plan Rabasa. Al administrador de un periódico de su propiedad le pidió que iniciara «una campaña de desprestigio a Alcaraz, diciendo que las pretensiones políticas se le han derrumbado, que no lo quiere ningún partido».
