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Las tinieblas de Juan XXIII

Los vecinos denuncian que en media docena de calles no se repone el alumbrado público fundido hace meses

Una calle de Juan XXIII, mal iluminada, en la noche del pasado martes HÉCTOR FUENTES

Como boca de lobo. Así están desde hace meses desde que anochece media docena de calles del barrio alicantino de Juan XXIII en las que se fundieron las farolas del alumbrado público sin que desde entonces se hayan repuesto, tal y como denuncia la asociación de vecinos, que lo ha puesto en conocimiento del Ayuntamiento, al que acusan de «desidia, abandono y falta de mantenimiento».

Las calles afectadas son Enrique Granados, San Juan de la Cruz, Poeta Balart, Juan Ramón Jiménez, Arcipreste de Hita, Alonso Cano, «donde hay ocho o nueve farolas sin luz», y Marqués de Santillana, «donde las bombillas del alumbrado público están fundidas desde hace más de cuatro meses y, aunque hemos avisado, no vienen». La asociación de vecinos de Juan XXIII alerta de la inseguridad que genera esta situación en un barrio en el que además, aseguran, echan de menos una mayor presencia de policías patrullando que evite la entrada de ocupas en los pisos, «algunos de ellos de dudosa procedencia y que son vigilados por la secreta», y las agresiones con piedras o frutas desde los coches a los transeúntes.

Otra de las quejas de la asociación que preside Manuel Medina es la deficiente limpieza del barrio. En este sentido, explicó que aunque los operarios de la contrata van en días alternos, «barren a medias, sólo quitan las bolsas y acostumbran a dejar los montoncitos de basura en la acera y los vecinos se ven obligados a retirarlos».

Casualmente la brigada se llevó ayer todos los desperdicios y dejó las aceras impolutas. Aún así, los residentes en el populoso distrito se quejan del deficiente baldeo desde hace años, y que sólo arrojan agua a las calles principales, Bas Mingot y Barítono Paco Latorre, cada cuatro meses. Precisamente las laderas de monte que hay entre estas calles están asimismo llenas de basura. «El Ayuntamiento nos dijo que hace mes y medio mandó a 15 operarios a limpiar aquello pero no se notó apenas. Hace unos años se gastaron 700.000 euros en hacer un muro y poner plantas para nada, porque está todo seco por la falta de riego, ya que el goteo no funciona». En general la asociación denuncia el «abandono total» del barrio, «hay insectos y ratas, es decir, miseria».

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