¿Podemos hacer algo? La pregunta se convirtió ayer en el eje central de la conferencia que el catedrático de Geografía y climatólogo Jorge Olcina impartió en el Club INFORMACION, centrada sobre los problemas que puede provocar en la fachada mediterránea en general y la provincia en particular, el cambio climático, caracterizado por ciclos más largos e intensos de sequía, caso del actual en Alicante, y lluvias torrenciales cada vez más fuertes.

Olcina apeló a que los Planes Generales de Ordenación Urbana de los municipios incorporen medidas correctoras de los efectos del cambio. La conferencia «Cambio Climático y Riesgos Climáticos en el Litoral Mediterráneo» es el primer acto de concienciación del grupo Avaaz, que organiza el domingo en Alicante una marcha ciudadana contra el cambio climático.

Olcina recordó que desde hace tres décadas la temperatura planetaria ha sufrido un proceso de incremento que se mantiene hasta la actualidad, siendo «la emisión de gases procedentes de la quema de combustibles fósiles la causa principal de este aumento y de las alteraciones que estaría experimentando el sistema climático terrestre al margen de la propia variabilidad natural del mismo».

Los efectos de esta subida de temperaturas se manifiestan, según el catedrático de Geografía, en la reducción de la cobertura de hielo y nieve y en un aumento constante de la subida del nivel del mar. «A ello se une que las previsiones de los modelos climáticos para el área Mediterránea y la provincia de Alicante indican el probable aumento del carácter extremo del clima, que se manifestará en episodios atmosféricos de rango extremo (sequías, inundaciones, tornados, tormentas violentas)», subrayó.

El catedrático advirtió que hay que tenerlo en cuenta «a la hora de la planificación de usos y actividades sobre el territorio. En una zona de riesgos como la nuestra, el desarrollo de las nuevas condiciones climáticas previstas puede incrementar aún más la exposición y vulnerabilidad ante eventos atmosféricos catastróficos».

El climatólogo apuntó que «la planificación de nuevos usos y actividades en el territorio debe tener en cuenta el comportamiento extremo del medio físico. Los efectos catastróficos de episodios naturales extraordinarios están relacionados, en la mayoría de ocasiones, con ocupaciones indebidas de áreas vulnerables del territorio por parte del ser humano, y ello provoca pérdidas económicas y, en ocasiones, de vidas humanas, recordó el geógrafo. «El riesgo es una condición condigna al ser humano y el desconocimiento del funcionamiento de la naturaleza y la pérdida del respeto hacia lo ambiental en los últimos años han convertido la espera de la catástrofe en un elemento común de la sociedad, que vive en riesgo permanente».