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Tres toneladas de residuos en el barranco de Agua Amarga

El Ayuntamiento concluye en dos semanas la limpieza de la maleza acumulada en cuatro años

El barranco de Agua Amarga ayer, tras la limpieza realizadas las dos últimas semanas Carolina Escalante

La limpieza del barranco de Agua Amarga ya ha llegado a su final tras dos semanas de intensos trabajos a cargo de una empresa alicantina especializada en el desbroce de cunetas y carreteras. La intervención, presupuestada en 17.000 euros y costeada por el Ayuntamiento, se ha llevado a cabo con la intención de evitar desbordamientos en caso de avenidas ante una posible gota fría. La decisión municipal respondió a la presión de los vecinos de la zona sur de Alicante y de la fábrica de aluminio Alcoa -dispuesta a pagar el coste de la limpieza-, ante la postura de la Confederación Hidrográfica del Júcar, responsable del mantenimiento del barranco, que consideraba innecesaria la limpieza del terreno al tratarse de cañas flexibles que -según explicaba el propio organismo- permitían el paso del agua al mar en caso de avenida.

Durante las dos últimas semanas, los operarios de la empresa concesionaria, con la ayuda de dos tractores, han limpiado la maleza que se había acumulado en el barranco en los últimos cuatro años, ya que desde el año 2010 no se realizaban trabajos en este terreno. La primera máquina, que entró en la zona el pasado 20 de agosto tras el permiso concedido por la Confederación Hidrográfica del Júcar, se encargó de cortar y moler la vegetación para abrir camino. A continuación, la segunda máquina, con unos brazos telescópicos con cuchillas, se ha ocupado de triturar la vegetación más crecida, gracias a un mecanismo que le permitía desplegarse hasta una altura de siete metros.

Dos campos de fútbol

La Concejalía de Atención Urbana indicó ayer que durante la limpieza del barranco se han retirado unas tres toneladas de residuos urbanos, como basura, troncos o vallas de obra. La intervención, que se ha realizado en una superficie similar a dos campos de fútbol, ha servido para retirar miles de cañas que alcanzaban hasta diez metros de altura. Esta vegetación, una vez molida por el tractor, se ha depositado sobre el cauce para que se descomponga al ser materia orgánica.

Por su parte, las mimosas que crecieron los últimos años en los márgenes del cauce han sido podadas y no retiradas de raíz por los operarios, ya que su presencia en la zona es fundamental para evitar la erosión del terreno.

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