Hasta siete posibilidades de examinarse pueden agotar los estudiantes de la Universidad de Alicante antes de ser expulsados definitivamente. Tres años, a dos convocatorias o evaluaciones por año, y otro de gracia con otras dos opciones, además de un extra que desde este curso introduce la UA.

El último curso salieron del campus 350 universitarios tras haber consumido todas las oportunidades que se les ofrecen, que no son pocas, y a las que como novedad se incorpora para este curso la posibilidad de volver a la carrera inconclusa si se supera la materia pendiente matriculándose en otra titulación distinta, que ofrezca la propia universidad o cualquier otro centro, siempre que dicha materia se pueda convalidar.

Por poner un ejemplo: si se suspende Matemáticas de primero en la carrera de Geología y ya se está en cuarto curso del grado, agotadas el resto de posibilidades, se puede uno matricular en Biología o en Química que también imparten esa misma asignatura y después volver a Geología para concluirla.

El autor de los últimos estudios económicos sobre la financiación que reciben las universidades públicas y los resultados que obtienen, Hernández Armenteros, estima en un 0,3% el total de los universitarios que son expulsados de sus respectivos centros. En el caso de la UA el porcentaje asciende al 1,67%, sobre el cómputo global de quienes cursan tanto grados como másteres.

Precisamente la normativa sobre la permanencia de los estudiantes en la Universidad se modificó en 2010, endureciéndose con respecto a la que había anteriormente por motivos de calidad académica y del buen uso de los recursos públicos «para mejorar el rendimiento de los estudiantes y evitar que estuvieran muchos años sin presentarse a determinadas asignaturas», concreta la vicerrectora de Estudiantes, Nuria Grané.

Las claves

La puesta en práctica de la nueva normativa, fruto de la generalización de los grados con el Plan Bolonia, evidenció que resultaba demasiado dura. «Interesaba relajarla en algún sentido, y desde julio de 2013 se modificó», incluyendo nuevas oportunidades para los estudiantes.

Las normas, aprobadas por el Consejo Social y ratificadas por el Ministerio, obligan a matricularse de todas las asignaturas básicas (exceptuando las optativas) no superadas para poder añadir alguna nueva. Primero, por tanto, las pendientes, de forma que matricularse en un curso superior implica estar matriculado en todas las precedentes no aprobadas.

Además, cuentan todas las convocatorias, aunque no se presente uno al examen, porque la evaluación se considera «continua» en grados y másteres. En conjunto hay dos convocatorias por año y la posibilidad de matricularse tres años, junto a otra convocatoria de gracia que incluye a su vez otras dos posibilidades, pero con el 50% de todo lo cursado aprobado.