Humbert Gonzalo es uno de los alicantinos que, en los últimos años, han pasado a engrosar en padrón de habitantes de Elche, al fijar su domicilio en Los Arenales del Sol. El fundamento de la decisión es estrictamente económico: «Me permite ahorrar bastante», asegura. Así, explica que en la capital «pagaba por un alquiler casi el doble de lo que me cuesta ahora la hipoteca». El piso donde reside es pequeño, pero «se amolda a lo que iba buscando, porque no necesito más». El inmueble es nuevo y con urbanización, aunque no está en el frente litoral sino en el extremo opuesto, delante del espacio natural del Clot de Galvany.

Esa ubicación hace que su casa sea relativamente barata, algo que se añade a la bajada generalizada de los precios de la vivienda. Con todo, para Humbert es un privilegio: «Es estar en contacto con la naturaleza, y de noche no se oye más ruido que el que hacen los animales». El hecho de que en la zona apenas haya servicios y que dependa del coche para todo tampoco le achanta, ya que «en El Altet -a apenas tres kilómetros- hay de todo, y de todas formas ya me desplazo cada día para ir a trabajar -es profesor en un instituto en Aspe-, con lo cual eso no me supone ningún problema». Ni siquiera la lejanía respecto a Elche es un inconveniente, dado que, según asegura, «las oficinas dispuestas por el Ayuntamiento ilicitano en las pedanías evitan que debas acudir a Elche para nada».

El Altet, Los Arenales del Sol y Torrellano, los tres núcleos ilicitanos más próximos a Alicante, sumaban 9.689 habitantes hace una década; ahora reúnen 14.433. En parte se debe al flujo procedente de Alicante, al igual que el crecimiento de la Playa Muchavista de El Campello y la partida de l'Almaixada de Mutxamel y otras zonas de Sant Joan d'Alacant y San Vicente del Raspeig.