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El voluntario que luchó contra el ébola en Sierra Leona se hace sus propios controles de fiebre

El alicantino Salvador Ramírez, que viajó con Cruz Roja para montar un hospital, se toma la temperatura dos veces al día durante una cuarentena de 25 jornadas

Ramírez, en el centro, durante su labor en Sierra Leona

El voluntario alicantino que estuvo en Sierra Leona durante dos semanas en agosto para instalar un equipo de telecomunicaciones en un hospital impulsado por Cruz Roja lleva desde su regreso, el 18 de agosto, realizándose controles de temperatura para ver si tiene fiebre dentro del protocolo de seguridad que están siguiendo todos los que viajaron al no haber sido sometidos a su vuelta a España a las pruebas del ébola por parte de Sanidad.

Salvador Ramírez, ingeniero de telecomunicaciones y profesor en un instituto, explicó que el protocolo, que opina que es básico pero eficaz, se diseñó para 21 días aunque Cruz Roja ha decidido ampliarlo en cuatro más. «No nos han dicho que nos vayan a hacer las pruebas del ébola. Los que hemos vuelto seguimos este protocolo de seguridad para que, al menor síntoma de haber contraído el virus, seamos tratados de forma adecuada».

El protocolo, según precisó, consiste en tomarse la temperatura corporal dos veces al día. «Envíamos los datos al centro de coordinación nacional de Cruz Roja en Madrid. Si hay fiebre, directamente desde allí se hace una llamada al 112 de la comunidad autónoma donde nos encontramos cada uno (el equipo estaba formado por doce delegados de emergencias de diversas partes de España), y un médico te hace unas preguntas y evalúa tu estado. Ante la menor sospecha, el 112 nos trasladaría al centro de referencia más cercano para hacer una valoración más exhaustiva», en el caso de Alicante el Hospital de Sant Joan. Precisamente, el protocolo del hospital contempla que el personal que traslade o esté en contacto con un posible enfermo de ébola debe someterse a un seguimiento hasta que se descarte la afección.

Ramírez opina que el nivel de información sobre la enfermedad en España durante este verano ha sido un poco alarmista. «Deberían tratarse los casos sin que hubiese tanta repercusión mediática, protegiendo la identidad de los posibles contagiados. Además, el miedo y la alarma creada harían más difícil el rastreo de contactos». Tampoco está de acuerdo con las declaraciones del presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía, favorables a la suspensión de vuelos con países afectados. «Esto haría que las personas que quisieran volar a España lo hicieran a través de otros países y se convertiría en algo mucho más difícil de controlar».

Ramírez volvería como voluntario, «la labor que desempeñan Cruz Roja y otras ong es vital para muchas personas que no tienen otra opción para sobrevivir».

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