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Yates en el dique seco

Los clubes náuticos de la provincia acumulan cerca de medio de millar de embarcaciones abandonadas por sus propietarios. El sector reclama medidas para agilizar la liberación de estos amarres

Yates en el dique seco

Entre 400 y 500 embarcaciones languidecen en los puertos deportivos de la provincia de Alicante, donde los propietarios decidieron un día dejarlas allí abandonadas, sin pagar los amarres y sin mantenimiento alguno, dejando a los responsables de estos clubs con un problema para el que la única salida es meterse en un proceso judicial que puede demorarse durante años. Es frecuente que estos barcos sean apartados y remolcados al varadero, en zonas destinadas a la reparación de otras embarcaciones, fuera del agua, cuando se gana el pleito por el impago del amarre. Después se inicia otro proceso para poder deshacerse del barco. Hay reticencias a dar cifras oficiales y desde las instalaciones tampoco se quiere dar la imagen de que sus instalaciones están repletas de barcos fantasma. «Es una cifra muy baja para el total de amarres, pero para nosotros se nos genera un problema porque deshacerse de ellos es un proceso muy complicado», explicó el capitán de la Marina Deportiva de Alicante, Javier González. La provincia de Alicante cuenta con un total de 13.049 amarres en un total de 24 instalaciones náuticas, de los cuales están ocupados 10.500.

El presidente de la Federación Española de Asociaciones de Puertos Deportivos y Turísticos, Gabriel de Sandoval Sarrias, lanzaba la voz de alarma este verano al denunciar que en los puertos deportivos de todo el país existían cerca de 10.000 embarcaciones abandonadas, cifra que supone un 10% de los amarres ocupados en estas instalaciones. Desde la Agrupación de Clubes Náuticos de la Comunidad Valenciana se indicó que no existen datos oficiales de la incidencia de esta problemática en la provincia, aunque les parecía una exageración extrapolar la cifra del 10 por ciento a la provincia de Alicante. «El porcentaje de abandono no llegará al cinco por ciento», indicó a este diario Jordi Carrasco, gerente de esta entidad.

El sector ha presentado al Gobierno una propuesta para agilizar la liberalización de estos espacios. Desde la Agrupación de Clubes Náuticos de la Comunidad Valenciana, se apuntó a la posibilidad de que fueran los notarios y no los juzgados quienes se encarguen del trámite de declarar una embarcación abandonada. «Si el proceso va rápido, al menos se podrían subastar las embarcaciones. Ahora va todo tan lento que al final son chatarra para el desguace», indicaron.

El proceso judicial es lento y en algunas poblaciones, el pleito puede alargarse hasta diez años. Durante este tiempo, la instalación ha estado sin recibir dinero por el espacio ocupado, haciéndose cargo del mantenimiento. Además de la pérdida económica, Jordi Carrasco subrayó el riesgo ecológico. «Al carecer de mantenimiento aumenta la probabilidad de que la embarcación provoque un daño medio ambiental en caso de que se hunda en el puerto. Se pueden producir vertidos de aceites o combustible al agua, o incluso hay riesgo de que se incendien», explicó, motivo por los que es el propio club quien al final tiene que hacerse cargo del mantenimiento.

El último informe anual de la Federación Española de Puertos Deportivos y Turísticos refleja que desde el año 2008 los precios por la cesión de amarres se han desplomado hasta un 45,96% en la provincia de Alicante con un precio medio anual de 1.282 euros por metro cuadrado de ocupación. «De repente, un día el socio deja de pagar por el amarre y nadie viene para hacerse cargo de su mantenimiento. Llega un momento, en que el valor de la deuda es superior al del barco. Entonces, comprendemos que su propietario ya no va a volver por él», explica el capitán de la Marina Deportiva de Alicante. El año pasado tenían una veintena de embarcaciones, pero esta cifra se ha reducido a entre ocho y diez. Desde Marina Deportiva se insiste en que son casos puntuales para el total de 750 amarres de los que disponen, y además se trata de barcos pequeños.

En Marina Salinas, el puerto deportivo más importante y moderno de la dársena de Torrevieja la gerencia se ha encontrado con cuatro casos embarcaciones abandonadas por sus dueños. Son pocas pero de gran envergadura. Entre 15 y 20 metros de eslora cada y entre 15 y 20 toneladas de peso. Para evitar que su presencia en el espejo de agua perjudique al resto por su falta de mantenimiento Marina Salinas ha actuado con rapidez al varar los barcos en tierra. De momento, los barcos están varados a la espera de que sus propietarios reaccionen y quieran recuperarlos antes de llegar al embargo. Alguno de estos barcos lleva más de tres años en esta situación y llevarlos al desguace, por cuenta del puerto deportivo, supone otro gasto muy importante.

En Santa Pola, también se ha detectado la presencia de barcas varadas y abandonadas por sus dueños tanto en el pantalán público como en el privado que hay en la localidad costera. En el puerto deportivo Marina Miramar, se han detectado tres barcos abandonados y a uno de ellos se le ha tenido que aplicar un tratamiento para evitar que su deterioro perjudique al resto de la flota y al mar. «La mayoría de embarcaciones que se quedan varadas pertenecen a extranjeros, se van a su país y no reciben las cartas que les enviamos», afirmó el gerente de este puerto, Ángel Bustos.

El Club Náutico Altea tiene 5 embarcaciones retiradas al dique seco por falta de pago de los amarres desde hace 2 años. Todas son transeúntes que sus dueños no pudieron hacer frente al pago del alquiler del amarre, y el club ha optado por sacar los barcos a tierra para seguir aprovechando los amarres. De las cinco embarcaciones, con una eslora que oscila entre los 9 y los 12 metros, dos tienen pabellón español, dos son holandesas y una es de Gran Bretaña. Desde el Náutico Altea señalaron ayer que la mayor deuda de los cinco asciende a cerca de 5.000 euros, y que el club lo ha puesto en manos de los abogados para hacer primero un acto de conciliación con la empresa propietaria del barco, que está en concurso de acreedores. Los otros cuatro barcos deben entre 500 y 1.000 euros cada uno.

Han colaborado en la elaboración de esta información: David Pamies, Ana Fajardo y Diego Coello.

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