Todo por evitarse dar un rodeo. Jóvenes, incluso menores, que viven en el entorno del Barranco de las Ovejas cruzan de un lado al otro del encauzamiento por la pasarela peatonal que hace algo más de un año instaló la Conselleria de Infraestructuras a la altura de la calle Perú, jugándose la vida, ya que traspasan la valla que la cierra y se suben de pie sobre el borde para poder saltar de un lado al otro. Una pasarela que está inacabada aunque precisamente ayer Agricultura informó de la reanudación de los trabajos paralizados hace más de un año, para aumentar la capacidad de evacuación del barranco en caso de lluvias torrenciales. Aunque los vecinos vieron una máquina por la mañana en el cauce, no la observaron trabajar ni apreciaron actividad en la zona.

Unos vecinos que están escandalizados por la costumbre de entrar en la pasarela inacabada y por la moda del «puenting» que practican también varias personas de madrugada, por lo que las tres asociaciones con representación en la zona, San Gabriel, La Prosperidad y Gran Vía Sur-Puerto, piden que se tomen medidas más efectivas tras comprobar que el precinto que ha puesto la Policía Local no sirve de nada, y que traspasan la verja protectora.

En este sentido, reclaman que se cierre el acceso a la pasarela; que se coloquen carteles informativos de advertencia tanto de que es una obra como de que el cauce apenas tiene dos palmos de profundidad de agua para avisar del peligro a los que hacen «puenting»; y que se instale también una protección permanente en la propia pasarela, algún tipo de tela metálica o malla que eleve su altura, ya que, tal y como está, «llega a la cintura, o poco más, de una persona mediana», dijo Antonio Moya, de La Prosperidad.

Este representante vecinal instó a la Administración a «ponerse las pilas» y a cercar la pasarela correctamente hasta que esté terminada. «La valla está rota por el lado de San Gabriel, y la Policía está alertada pero no sirve de nada. La Conselleria debería tomar nota e incluir en el presupuesto protecciones como las que en su día se colocaron en la pasarela a la playa que hizo Renfe, para que no exista ningún riesgo de caída, evitar que alguien se tire o que los niños puedan arrojar algo. La de Renfe tiene telas metálicas altas que lo evitan y ahí deberían poner lo mismo». Moya explicó que la valla estaba cerrada pero que alguien la rompió con unos alicates, aparte de que tiene dos grandes agujeros por los que se pueden meter niños, con el consiguiente peligro.

Por su parte, Francisco Hernández Mazón, de la asociación de San Gabriel, coincidió en que «después de tanto tiempo con la obra inacabada, los chavales mueven la valla y entran». También reclamó algún tipo de malla o protección, «pero algo bonito que no difiera de la pasarela».

Manuel Alcón, de Gran Vía Sur- Puerto, aseguró que en el Barranco de las Ovejas hay un problema de seguridad ciudadana y ambiental «muy gordo» y que los precintos no sirven de nada. Según los representantes vecinales, la Policía Local lleva unos días dando vueltas por la zona, desde que trascendió que hay personas que hacen «puenting» pero que se tiran cuando no están, y que seguramente lo harían también aunque el acceso, que será peatonal y para bicicletas, estuviera acabado. El Consell asegura que los accesos se urbanizarán dentro de la obra.