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La brigada de la espátula mantiene la Rambla

Comerciantes y porteros de la avenida rascan a diario los chicles pegados en el suelo

La brigada de la espátula mantiene la Rambla

Cada mañana barren las puertas de sus comercios o de sus edificios, baldean y después eliminan los chicles que tanto afean el pavimento de la Rambla. Vicente Soria, que regenta una joyería en la avenida, se tira incluso al suelo para rascar con un formón para madera la pasta negra endurecida en que acaba convertido un chicle cuando se pisotea, «y en veinte segundos quito, cada mañana, por lo menos cuatro o cinco». Para él y su primo, que comparte el negocio, se ha convertido ya en una costumbre cuando llegan a abrir la tienda. «Quitamos lo que hay alrededor de la puerta porque no podemos hacer toda la avenida», afirman los propietarios de negocios que ven descuidada día a día su emblemática calle, con los árboles sin podar aunque las ramas toquen el suelo como este mismo verano. Estos comerciantes empezaron con estas labores de limpieza y mantenimiento hará un año y medio al sentirse «avergonzados» porque una Rambla llena de pegotes no tenía demasiada buena imagen para el turismo. «El chicle es muy problemático con el tipo de suelo que hay ahora, que es claro, porque se nota más. En el oscuro que había antes no se veían tanto. También es un problema de civismo porque la gente no los tira a la papelera». Sea como sea, se fabricaron un artilugio con una especie de espátula y un palo, y lo mismo hicieron el portero del edificio del número 12 de la Rambla y los encargados de un quiosco de prensa próximo. «El nuestro se rompió y cogimos un formón, que va muy bien porque la espátula a veces se doblaba».

El Ayuntamiento, al verles, envió una máquina para quitar los chicles pero «se quedó a mitad de la avenida, frente a Joyería Navarro, y no volvió». Desde entonces han seguido aunque lamentan que no sean más los que se sumen a la tarea. «El comercio típico alicantino ha muerto y ya sólo hay bancos y multinacionales que no tienen cariño a la Rambla», dicen.

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