La imagen de las playas de la costa alicantina varía en función del momento del día en el que acudamos a ellas. Las aglomeraciones de gente que se observan a mediodía contrastan de forma muy significativa con la tranquilidad y la armonía que se respira durante las primeras horas de la mañana. Las personas mayores, que prefieren madrugar, coger un buen sitio en la orilla de la playa y dar un paseo en calma, y las familias con niños que buscan disfrutar del mar en las horas en las que el sol es menos dañino, son quienes primero pisan las playas. Suelen llegar a las 9.00 de la mañana y sobre las 12.30 horas se van. «Nosotros llegamos a las nueve y media, ponemos las sillas y las sombrillas y nos vamos a pasear», afirma Agustina Martín que disfruta de la playa en San Juan.

Alrededor de las 11.30 horas de la mañana el segundo turno de playa se empieza a gestar. A estas horas, el perfil del bañista sufre un cambio radical. Parejas que están de vacaciones y aprovechan para dormir más, mujeres que se dejan la casa recogida, la comida hecha y se bajan a bañar, familias que vienen de fuera y jóvenes que se acaban de despertar. Son quienes ocupan las playas en las horas en las que más acumulación de gente se da. «Las familias con niños pequeños y la gente mayor son los que vienen pronto y ocupan la primera línea. Cuando llegamos nosotros, ellos se van y ya tenemos sitio», relata Encarna Rubio.

Pero tanto los que huyen de la masificación como los que no, comparten una franja horaria en la que a veces surgen tensiones por el espacio. «Hay una hora en la que tienes que estar pendiente de que no te claven la sombrilla delante», afirma María López.