Precisamente el temor a nuevos desplomes ha llevado al Ayuntamiento a talar este verano medio centenar de palmeras en la Explanada y en otros espacios públicos como el paseo de Gadea que, según explicó el concejal Andrés Llorens, eran ejemplares de más de setenta años que estaban viejos, asegurando que nada tenía que ver con estar infectadas con el picudo rojo. Esta acción provocó numerosas críticas de los vecinos pero ayer desde Atención Urbana incidieron en que se tomó esta decisión para evitar nuevas caídas de ejemplares que pudieran dañar a alguien. Por el momento no hay previstas más talas en el emblemático paseo alicantino, aunque los técnicos indicaron que seguirán realizando inspecciones periódicas, lo mismo que en el resto de la ciudad, para detectar si hay más ejemplares con riesgo. Apuntaron que en la ciudad hay más de quince mil palmeras, y que es necesario ir renovándolas y eliminar las que están en peor estado para reponerlas por otras más jóvenes, como aseguraron que se hará próximamente en la Explanada en los huecos que se quedaron vacíos con la tala selectiva.