El antiguo Colegio de Huérfanos Ferroviarios, que acoge actualmente a más de un millar de alumnos de los conservatorios de Música Óscar Esplá, Superior de Danza y Profesional de Danza José Espadero, constaba de una cubierta de fibrocemento, material que se utilizaba cuando fue construido el edificio en los años 50, y que contiene amianto. La dirección territorial de Educación, que está acometiendo la mejora por fases de este inmueble ubicado en el Monte Tossal al no haber fondos para el nuevo conservatorio prometidono haber fondos, ordenó retirar todo el fibrocemento y el proceso se tienen que hacer con muchas precauciones al tener componentes perjudiciales para la salud si se respiran.
Tres trabajadores de una empresa especializada y homologada para realizar esta arriesgada tarea llevan desde primeros de julio retirando el peligroso amianto, vestidos con trajes especiales, guantes, casco y escafandra para evitar el más mínimo contacto con ese material, de acuerdo a un estricto protocolo. «El problema con el fibrocemento es que el polvillo que se genera al cortarlo puede introducirse en las vías respiratorias y generar problemas para la salud. Por ello llevan una mascarilla especial», explica el ingeniero de la Conselleria de Educación, Juan Manuel Sánchez.
Los trabajadores van retirando el fibrocemento de las distintas cubiertas (son varios edificios anexos), así como las bajantes antiguas, que también tienen amianto. Los tubos y demás restos se van empaquetando y se depositan en el suelo para que un camión de gestión de residuos se los lleve.
El ingeniero y el jefe de obra coincidieron en que el mayor riesgo está en que los tubos se quiebren o rompan mientras se quitan. En ese caso, los operarios utilizan una aspiradora con un líquido protector especial, una especie de laca con la que rocían la pieza para que no salga del tubo roto el peligroso polvillo contaminante.
El mismo protocolo limita a dos horas y media el turno de trabajo de estos operarios, que realizan dos veces al día. Cada vez que paran tienen que pasar por una cabina aislada para ducharse, donde se descontaminan. Además, el acceso a la zona de retirada del amianto está limitado a los demás trabajadores, una quincena, que intervienen en la reforma, y que no pueden acceder por el riesgo de inhalación.
La retirada del amianto está ya muy avanzada, de hecho las cubiertas ya están impermeabilizadas con un nuevo material de PVC colocado sobre la tela asfáltica antigua, para acabar de una vez con las antiguas goteras que no sólo dificultaban las clases en los pisos superiores del edificio sino que estaban deteriorando, debido a la humedad, varias pinturas y murales de Gastón Castelló que hay en su interior, y que posteriormente serán restauradas.
La intervención en el edificio es más amplia, ya que contempla el desbloqueo de las redes de saneamiento y la instalación de separativas de pluviales, como confirmó el ingeniero de Educación. Más adelante, en nuevas fases de esta obra, se prevé abordar los baños, las duchas y los vestuarios reclamados por los alumnos de Danza. Como dijo el director territorial de Educación, José Antonio Rovira, «se irá haciendo poco a poco conforme dispongamos de fondos». La mejora parcial de este edificio tendrá que estar terminada el 31 de agosto ya que las clases empiezan el 3 de septiembre con el regreso del alumnado.
Educación tiene otro frente abierto con el Conservatorio de la calle San Fernando, el Guitarrista José Tomás, donde acometerá una serie de medidas de seguridad, al descartarse la construcción del nuevo centro en el Monte Tossal que iba a aglutinar todas estas disciplinas.
Finalmente parece que no será necesario actuar sobre la escalera de emergencia ya que en caso de necesidad los profesores y alumnos utilizarán la actual al considerar que el centro, que podría matricular a sólo cien alumnos aunque caben hasta 400, es seguro.
