«Aquellas conductas que atenten contra la dignidad personal de otros miembros de la comunidad educativa, que tengan como origen o consecuencia una discriminación o acoso basado en el género, orientación o identidad sexual, o un origen racial, étnico, religioso, de creencias o de discapacidad... tendrán la calificación de falta muy grave y llevarán asociada como medida correctora la expulsión, temporal o definitiva, del centro». Es lo que expresa textualmente el artículo cuatro de las instrucciones del curso que viene para los centros de Infantil y Primaria, en el apartado relacionado con la convivencia.
La expulsión definitiva del colegio por estas causas no se había contemplado hasta el momento de forma expresa por parte de la Conselleria de Educación, que endurece de esta forma el decreto de Convivencia y de Deberes y Derechos del alumnado, en vigor desde el año 2008.
En el citado documento se incluyen suspensiones lectivas temporales, de entre cinco y treinta días, según la gravedad de la conducta del alumno, pero la expulsión definitiva no se había incluido, como confirman los directores: «No se contemplaba de forma tan dura».
«Que no me pase»
En los colegios consultados por este diario coinciden en que es imprescindible proteger al alumno acosadoproteger y, que, al margen de estar o no de acuerdo con una medida tan drástica, «no hay por qué escandalizarse, porque el cambio de colegio actúa como una llamada de atención tanto hacia el alumno como hacia su familia».
El representante de los directores de colegios en el Consejo Escolar, Miguel Andreu, indica por su parte que lo que no se puede hacer es «mirar para otro lado», aunque considera que tampoco es fácil que se presente un caso de estas características en los centros de Primaria «porque disponemos de orientadores y tutores con herramientas a su alcance para poder detectar a tiempo los problemas de este tipo y actuar en consecuencia, sin necesidad de tener que llegar a la expulsión».
No obstante, este portavoz admite que podrían darse casos de malas actitudes persistentes, en los que además los familiares del alumno acosador tampoco respondan de la forma adecuada. Son los casos que tratan de atajar las instrucciones para el curso que viene.
De hecho, los últimos informes sobre los casos de acoso escolar elaborados por el Centro Reina Sofía de Valencia, alertan de que las conductas humillantes entre alumnos se producen cada vez más a edades más tempranas y sitúan ya los primeros casos entre niños de 8 años, en tercer curso de Primaria.
También la Asociación LGTB de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales ha reclamado reiteradamente medidas más contundentes para hacer visible el acoso por cuestiones de orientación sexual en los centros educativos, porque en ocasiones ha dado lugar al suicidio, sobre todo «entre alumnos de 14 años, que se callan por vergüenza». Los directores confiesan que no desean verse en una tesitura de este calibre.
