Más de medio centenar de escolares del colegio público Ramón Llull, en el barrio de San Blas, estrenarán el curso que viene los primeros senderos escolares seguros que el Ayuntamiento empezará a diseñar en septiembre, con la previsión de tenerlos listos a final de año.

Los alumnos de cuarto y quinto de Primaria serán la avanzadilla de un proyecto que la Concejalía de Trafico y Seguridad, que dirige Juan Seva, quiere ampliar progresivamente al resto de alumnos y colegios, porque se trata de «recuperar los espacios para hacer una ciudad más habitable, además de fomentar la autonomía de los menores», subraya el edil.

Ampliación de aceras e itinerarios ciclistas concretos para los escolares son algunas de las medidas que se llevarán a cabo con un presupuesto de 148.670 euros dentro del Plan de Movilidad Urbana Sostenible. La iniciativa parte de la Junta vecinal del distrito 3. «Pensamos medidas para descongestionar el tráfico en horas punta como la entrada y salida de los colegios, y esta es una alternativa positiva porque los chicos pueden ir andando o en bici por caminos seguros, con más iluminación y amplios. Si vamos más allá, personas con movilidad reducida podrían igualmente usar esos senderos cuando se generalicen», apunta María José Clemente, portavoz de la Junta.

Los vecinos confían en que los escolares se distribuyan por edades y con monitores, para poder prescindir de la presencia de los tutores y que ganen en autonomía al lado de sus compañeros. «Lo que se persigue es descongestionar el barrio y que además los niños vayan más seguros». Si al final se amplía a los institutos y los acompañan los mayores, podrán ir todos juntos por los itinerarios que se promuevan, apunta.

Las primeras calles por las que discurrirán estos senderos son Santa Felicitas, Conde Soto Ameno, Jaime María Buch, Pintor Gisbert y Cardenal Belluga. Tráfico va a estudiar la señalización semafórica para ampliar los tiempos, se van a adaptar las paradas de los autobuses y se señalizará todo el camino «para que los menores puedan moverse con seguridad, garantizando las mejores condiciones viarias».

Guías

En el proyecto colaboran igualmente las concejalías de Educación y de Participación Ciudadana, y tanto la AMPA del primer colegio que lo pondrá en marcha, como su claustro de profesores han mostrado su absoluta predisposición. A lo largo del curso se han comprometido a realizar en clase actividades relacionadas con la movilidad para implicar más a los niños, quienes ya han rellenado unos cuestionarios sobre sus hábitos y los recorridos que hacen habitualmente, junto a sus padres, que han servido de guía para diseñar los senderos que más se ajustan a sus preferencias.

El colegio Ramón Llull se prestaba más que otros para encabezar esta iniciativa por su tamaño, de una sóla aula por curso, y número de alumnos, 200. En su mayoría recorren no más de un kilómetro desde sus casas, distancia que la concejalía considera adecuada para estos caminos escolares que nacieron en Dinamarca, en concreto en la ciudad de Odense, en los años 70.

Ya en los 90' se difundió a otros países, y localidades centroeuropeas y anglosajonas promovieron sus propios senderos escolares, que están generalizados en Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda o Australia, según la documentación aportada por el Ayuntamiento.Seguridad vial y prevención de problemas de salud marcan los orígenes de estas rutas.