Las nuevas tecnologías avanzan a un ritmo casi imparable, excepto para las personas mayores o con discapacidad, cuyos problemas de interacción con ordenadores y dispositivos móviles, tanto a nivel motor como cognitivo, les coloca en una posición de exclusión informativa.

Este nicho de mercado, pese a ser amplio, aún no tiene la magnitud suficiente para que las grandes corporaciones dediquen continuos esfuerzos en mejorarlo. Es por ello que las pequeñas y medianas empresas resultan clave en el devenir tecnológico de este colectivo.

Así lo ha explicado el profesor del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos, Antonio Ferrández, quien también es director de la Cátedra Telefónica y del curso "Nuevas formas de comunicación hombre-máquina: beneficios para la discapacidad y personas mayores" que se ha impartido durante esta semana en la Universidad de Alicante.

"El mundo de la discapacidad es muy reducido, las empresas grandes tienen menos interés, por eso las pymes son la principal baza", ha explicado.

El objetivo de este curso ha sido informar a los estudiantes sobre las investigaciones y proyectos que ya se están llevando a cabo con el objetivo de "evitar la brecha digital" para estas personas.

A través de la experiencia de iniciativas de éxito, se les mostró "el camino al emprendedurismo", así como las diversas formas de financiación para llevar a cabo sus ideas, ya sea pública, privada o con plataformas como el 'crowfunding'.

"Es un tema muy gratificante ya que lo que generas va a ayudar a mucha gente", ha agregado Ferrández".

Lo cierto es que la mayoría de las investigaciones que se están llevando a cabo resultan actualmente "muy caras", lo que impide que "lleguen a quienes lo necesitan". Algo que este profesor espera que cambie en cuanto empiecen a "comercializarse a gran escala".

Entre los proyectos presentados, Ferrández destacó la herramienta software 'TextoSIGN', que permite la conversión de texto a lenguaje de signos, una aplicación que se está empezando a introducir en algunos cajeros automáticos.

También una interfaz cerebro-máquina basada en el uso de la actividad cerebral de una persona para generar acciones de control sobre un dispositivo, algo de gran utilidad para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad severa.

Para este último caso se precisa del desarrollo de exoesqueletos que, a pesar de ser "aparatosos", han recibido una buena aceptación por parte de los pacientes. "Están siendo pruebas muy prometedoras", ha valorado.

Las personas mayores son otro foco de atención de estos programas. Ferrández ha expuesto que cada vez hay más avatares que permiten interactuar con los dispositivos móviles (smartphones y tablets) a través del diálogo, lo que hace que "se les quite el miedo a este tipo de tecnologías".

Otros sistemas de predicción como 'Parla', 'Tactic' (interfaz táctil para sordociegos), 'Meliade' (para pacientes críticos y crónicos de larga hospitalización) o interfaces como 'Iriscom' (opera a través del movimiento de ojos) o 'Enlaza' (movimientos de cabeza), también se explicaron durante el curso.

Otro ejemplo es el proyecto 'Inclusite', el cual se ha desarrollado en el seno de la Cátedra Telefónica 'Tecnologías del lenguaje humano en la inclusión social' y ya ha sido adoptado por empresas como la Municipal de Transportes de Madrid.

Éste permite el acceso web a personas con discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales, sin necesidad de hardware o software adicional, gracias a un sistema que posibilita escuchar la web, navegar hablando o rellenar formularios soplando.