«¿Puedo repetir?, es por si luego no como...». Así se expresaban muchos de los niños que habitualmente acuden a la escuela de verano de Cruz Roja en Alicante. Voluntarios como Caridad Navarro, que durante el resto del curso han repasado con ellos las asignaturas que más les cuestan, sugirió este verano la conveniencia de incluir la comida como una más de las actividades que ofrecen a medio centenar de niños de 3 a 14 años de edad en riesgo de exclusión social, tras detectar que pasaban hambre.

«En su inocencia, no son conscientes de que necesitan ayuda y, como mucho, preguntaban durante el desayuno si podían repetir. Y se excusaban con timidez, que era por si luego no comían, decían». A Caridad se le rompe el alma observando estas situaciones. «Como salían de aquí a las 13.00 horas -las instalaciones de Cruz Roja en la Glorieta de la Solidaridad-, los voluntarios propusimos que se fueran comidos». Y entre Cruz Roja Juventud y la Diputación de Alicante lo han hecho posible.

Desde ayer, además del habitual desayuno que incluye zumos, fruta y sandwiches, los menores se quedan a comer caliente -ayer tocó fideuá y pollo- y, antes de irse por la tarde, se llevan una bolsita con la merienda también: yogurt, batido, barrita de cereales y galletas.

Uno de cada tres

Uno de cada tres menores de la Comunidad se encuentra en situación de pobreza, como revelan los últimos informes al respecto, y el presidente de Cruz Roja Juventud, Alejandro Marcos, sostiene que para ellos «el trabajo con la infancia en situación de riesgo es una prioridad, ya que uno de los principales objetivos es conseguir reducir la vulnerabilidad de este colectivo». Por eso centran gran parte de sus esfuerzos en «desarrollar iniciativas que apoyen el trabajo en la lucha contra la crisis» y este verano incluyen el comedor en la escuela de verano. «Seguimos la línea del resto del curso académico para que no pierdan el hábito de coger los libros, practicamos la animación a la lectura, manualidades, juegos deportivos y de agua, siempre educando en valores, y esta vez decidimos ampliar el horario de la escuela y atenderles en la comida», precisa Marcos.

Preguntado por si a estos niños no se les podía atender en los propios colegios, donde Bienestar Social subvenciona también este verano por primera vez el servicio de comedor, el presidente de Juventud matiza que «hay tanta necesidad que siempre se queda gente fuera y de esta forma complementamos esa otra labor social».

De lo que se han percatado especialmente en Cruz Roja es de que el porcentaje de niños nacionales necesitados hasta este extremo ya se iguala «prácticamente al 50%», con el de inmigrantes extranjeros que antes eran la mayoría. «Con la crisis ha crecido mucho la demanda de gente nacional necesitada y hay que atenderles a todos«.

Alex Neil, otro de los voluntarios, hace hincapié en que a estos niños se les ayuda «a que se diviertan como cualquier otro, y a que sean protagonistas de su desarrollo educativo al mismo tiempo. Lo conseguimos a base de crear una relación de confianza». Lo que se les hace más cuesta arriba a los voluntarios es ver tanta necesidad entre niños tan pequeños.

«Resulta super gratificante verles jugando y riéndose, felices. Viven en riesgo de exclusión social pero aquí se lo pasan bomba, y comen», añade Caridad. Ella misma está en el paro desde hace cinco años ya y confiesa que nunca agradecerá bastante haberse apuntado como voluntaria en Cruz Roja. «Me llamaron porque el banco devolvió la cuota que pagaba como forma de ayudar y me hicieron saber que hay muchas otras formas de ayudar, no sólo económicamente y cada día estoy más agradecida de la oportunidad que me dieron como voluntaria».

Dice que se va a casa satisfecha, que el favor es «mutuo» porque ver la sonrisa en estos niños le compensa de todo lo demás.

Este proyecto de promoción del éxito escolar se desarrolla en todas las asambleas locales de Cruz Roja en la provincia y sólo en la ciudad de Alicante el año pasado atendieron a 687 usuarios. En 2014 llevan 245 atendidos pero únicamente se ha incorporado el comedor en la ciudad de Alicante: «No se trata de un comedor social como tal, sino que consiste en un recurso que ofrecemos como complemento integrado en del proyecto para que los niños y niñas lo interioricen como otra actividad de la Escuela de Verano».