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El crédito bancario vuelve a caer y amenaza la supervivencia de las pymes de la provincia

La financiación que llegó Alicante en 2013 se quedó en 51.000 millones de euros. Los préstamos siguen superando los depósitos, aunque la diferencia se ha reducido de forma importante hasta los 43.000 millones en la Comunidad por el bloqueo de los bancos a la hora de dar dinero

El cajero automático de una entidad financiera situada en la provincia DAVID REVENGA

Sin crédito, no hay crecimiento y mucho menos se puede crear empleo. Así lo han venido alertando por activa y por pasiva desde un sinfín de instancias, y especialmente así lo han denunciado los propios empresarios. En cualquier caso, lejos de corregirse esta situación, a lo largo del pasado año la financiación volvió a desplomarse, hasta el punto de que a la Comunidad Valenciana llegaron 141.399 millones de euros, un 10,6% menos que un año antes, de manera que los créditos bancarios volvieron a acumular una nueva caída.

Así se desprende del informe del Consejo Económico y Social (CES) de la Comunidad Valenciana, que, de hecho, alerta que esta situación está poniendo contra las cuerdas al tejido empresarial de la Comunidad y, por tanto, de la provincia y, particularmente, a las pymes, al tener una mayor dependencia de la financiación. El aviso cobra más importancia si cabe si se parte de la base de que son las microempresas las que en su práctica totalidad definen el engranaje productivo en esta zona.

De ese importe que dieron los bancos, Alicante sólo se quedó con 51.077 millones, lo que se traduce en el 36,1%, mientras que para Valencia fue el 52,4%, con 74.102 millones, y para Castellón el 11,5% restante, con 16.220 millones.

En cualquier caso, sí es cierto que esa proporción se viene a corresponder prácticamente en los mismos términos con el porcentaje de empresas que hay en cada provincia. A ello, además, se suma el hecho de que, en el conjunto de la Comunidad, el 6,4% del capital prestado por entidades de depósito se otorgó a las administraciones públicas y el 93,6% a la financiación privada, aunque en la provincia de Valencia lo dado a instituciones y organismos llegó al 10,8%, con 7.974 millones, mientras que, como contrapartida, en Castellón se situó en el 1,8%, con 294 millones, y en Alicante se alcanzó el porcentaje más bajo de todos, con un 1,6% del total recibido en financiación que se destinó a lo público, lo que en cifras absolutas se tradujo en 807 millones.

El CES, lógicamente, atribuye a que sea en la capital del Turia donde más dinero se destina a las administraciones a que es precisamente allí donde más concentración de servicios públicos hay, en comparación con Alicante y con Castellón.

Del estudio, se desprende que las tres provincias valencianas se repartieron el 9,6% del total del crédito que fluyó en España, situándose con ello la Comunidad por debajo de que lo se concedió en Madrid y Cataluña, que concentraron entre las dos el 44,3% de los préstamos que se dieron. También se vio superada por Andalucía, que logró el 12,3% de la financiación otorgada en todo el Estado.

Esta cerrazón de los bancos a dar dinero también ha dado pie a que la diferencia entre los depósitos y los créditos se redujera en 2013, aunque todavía siga siendo mayor el nivel de endeudamiento. Así, a 31 de diciembre, según el estudio del CES, los préstamos superaban a los ahorros en 43.963 millones de euros, un 28,7% menos que un año antes, por esa misma caída del 10,6% en la financiación, conjugado con un ligero aumento del 0,8% en los depósitos.

Ante esta situación, el CES no puede más que dar un toque de atención en su memoria, hasta el punto de que incide en que «es necesario intensificar las medidas encaminadas a mejorar las condiciones de la oferta de crédito y de los avales en los mercados financieros, facilitando el acceso a los mismos a las empresas y, en general, al conjunto de la sociedad».

No se queda ahí, sin embargo, y, más allá de esta nueva rebaja de los créditos, alerta de los efectos perniciosos de la desaparición de la CAM o Bancaja. El consejo, no en vano, corrobora que, «tras el proceso de reestructuración del sistema español que supuso que las entidades más significativas con domicilio social en nuestra Comunidad se adjudicasen a entidades foráneas, la cuota de mercado de las entidades autóctonas ha disminuido de forma considerable, quedando entre estas últimas Caixa Ontinyent y algunas secciones de crédito de cooperativas».

Así las cosas, el CES reitera la «incidencia negativa» que la combinación de estas dos circunstancias está teniendo en la sociedad valenciana y, particularmente, entre el tejido empresarial, constituido fundamentalmente por pequeñas y medianas mercantiles, con una dependencia mayor de la financiación.

«Esta situación está perjudicando la pervivencia y viabilidad de las empresas, especialmente de las pymes, y, en consecuencia, está ralentizando la generación de empleo y la reactivación económica en nuestra Comunidad», proclama el informe de forma muy contundente. Con ello, viene a constatar de nuevo lo que llevan reivindicando los empresarios desde hace mucho tiempo: que la financiación es una de las claves de la recuperación económica.

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