El Ayuntamiento de Alicante ha decidido asumir la limpieza del cauce del Barranco de las Ovejas en un intento de tranquilizar a los vecinos de San Gabriel, cada vez más indignados por la situación del barranco, abandonado a su suerte desde que a finales de 2013 la empresa que ejecutaba los trabajos de mejora del cauce abandonara la zona harta de los impagos de la Conselleria de Agricultura. Ayer, la propia alcaldesa, Sonia Castedo, anunció la iniciativa a través de su cuenta en Facebook, asegurando que la limpieza había comenzado por la mañana, y enfatizando que el Consistorio tomaba la delantera por la preocupación vecinal, aunque la limpieza no es competencia municipal. Un claro mensaje, por otro lado, al conseller de Agricultura y vicepresidente José Císcar, responsable del proyecto de adecuación del barranco, hoy convertido en una especie de ciénaga.

Tres años después de la fecha en que debían haber acabado las obras y con el barrio a punto de explotar por la degradación ambiental que sufre el cauce del Barranco de las Ovejas, la Conselleria de Agricultura ha vuelto a incumplir el compromiso con los vecinos y los trabajos siguen sin reanudarse al cien por cien -el Ayuntamiento sólo se ha comprometido a limpiar la zona-. Las obras se paralizaron a finales de 2013 dejando una tubería eléctrica submarina a medio enterrar en el cauce, causante de que en la desembocadura se haya formado un talud de tierra que impide la libre circulación del agua, lo que ha acelerado el proceso de degradación del caudal, hoy cubierto por una masa de algas, plantas y basura frente a viviendas y un colegio.

Pese a las fumigaciones, los mosquitos campan a sus anchas y se han visto ratas de dos kilos según los vecinos.