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Sanidad deniega a una anciana el centro de salud junto a su casa y la envía a más de 1 Km

Las instalaciones de Campoamor le quedan a 5 minutos, pero la mandaron a Lo Morant

La afectada, de 92 años, tiene problemas de movilidad y usa un carrito de la compra para caminar RAFA ARJONES

Aunque a cinco minutos de su casa, en el extremo de la calle en la que vive, tiene el centro de salud de Campoamor, Petra Regueiro, con 92 años y problemas de movilidad que la obligan a valerse de un carrito de la compra para apoyarse al caminar, tiene que salvar 1,1 kilómetros para poder ir al médico. Y es que, aunque vive en la calle Pinoso, tiene asignado el centro de salud de Lo Morant, al otro lado de la Gran Vía. Asegura que lleva años reclamando, verbalmente y por escrito, que la cambien de centro de salud, pero la Conselleria de Sanidad se lo deniega por cuestiones «organizativas».

Este argumento, para esta mujer, resulta incomprensible teniendo en cuenta que «los vecinos que viven en la acera de enfrente, en los números pares, sí van a Campoamor, mientras a mí, que vivo en el lado de los impares, me enviaron a Lo Morant con la redistribución de pacientes que Sanidad hizo hace unos años».

Petra Regueiro se refiere a la redistribución sanitaria que se hizo hace cinco años, cuando se inauguró el centro de salud de Campoamor y que supuso el cierre del consultorio de Poeta Zorrilla, en el que venía siendo atendida desde hacía décadas. Con el cierre del consultorio, fue asignada al centro de salud de Lo Morant. Desde entonces, asegura que lleva pidiendo el traslado al de Campoamor, que está a escasos 400 metros de la puerta de su casa.

El de Lo Morant está a 1,1 kilómetros de distancia y, a un paso ligero, conllevaría al menos un cuarto de hora caminando. Un tiempo que en el caso de esta mujer se multiplica: «Podría tardar una hora, porque no puedo caminar y tengo que ir parándome y descansando. En estos momentos, mis problemas de movilidad han ido a más y para mí es impensable ir caminando». Cuenta que vive sola, no tiene hijos ni familia cercana, por lo que para llegar al centro de salud que tiene asignado tiene que depender de la disponibilidad de alguna vecina que la acompañe para ayudarla a subir al autobús aunque con gran dificultad. «Si no puedo ni caminar, menos aún subir al autobús», lamenta. Por ello, en la mayoría de ocasiones se ve abocada a coger un taxi. «Tomar un taxi me cuesta unos seis euros a la ida y otros tantos a la vuelta y con mi pensión de 410 euros al mes y mi necesidad de ir al médico periódicamente no me lo puedo permitir».

Esta mujer incide en que «hasta que me enviaron a Lo Morant, siempre había tenido el médico al lado de casa». Ahora, asegura estar contenta «con el trato de los médicos, pero no con la distancia que me veo obligada a recorrer para ir a la consulta que, por mi edad y mis achaques, tengo que visitar a menudo». Aunque ha pedido el cambio de centro en varias ocasiones, desde Sanidad se escudan en que, por su domicilio, pertenece a otra zona de salud y se desestima su solicitud «por razones organizativas y para garantizar en todo momento una adecuada asistencia sanitaria».

Esta respuesta indigna a Petra, quien considera que «no se tienen en cuenta mis problemas de movilidad y se me niega la atención médica por cuestiones geográficas, dado que no me puedo trasladar al centro de Lo Morant».

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