«A raíz del año pasado hay un antes y un después». Esta frase del jefe de la Unidad FOX de la Policía Local de Alicante, dependiente de la concejalía de Ocupación de la Vía Pública y especializada en el cumplimiento de la normativa sobre intervenciones con pirotecnia, es la que mejor resume qué ha pasado con la venta de petardos. Esta unidad ha detectado un notable descenso del comercio ilegal de productos pirotécnicos desde el fallecimiento de un menor el año pasado en Hogueras mientras jugaba con un petardo metido en una lata que, tras explotar, le cortó el cuello.

Según el oficial responsable de la Unidad FOX de Alicante, Porfirio Martínez, la venta ilegal ha caído y de hecho las incautaciones de pirotecnia este año han tenido que esperar hasta llegar el núcleo duro de las fiestas, «cuando por el contrario otros años a estas alturas ya habíamos incautado grandes cantidades de artificios».

Para Martínez, las dos causas fundamentales de esta disminución son dos. Por un lado, el suceso del año pasado, «porque ha creado una mayor concienciación en los padres que ahora vigilan más a sus hijos y que se han dado cuenta de los verdaderos riesgos de no hacer un buen uso de los petardos y de no comprarlos en sitios autorizados para ello».

Por otro lado, está la intensificación de los controles de la Unidad Fox, y especialmente las realizadas desde lo ocurrido en 2013. Sus actuaciones, con inspecciones que han llegado a alcanzar las 180.000 unidades de petardos requisadas, tienen una gran poder disuasorio en los vendedores.

Además de controlar la venta ilegal tienen una importante función de información y supervisión de los menores, a los que a veces les quitan los petardos y se los dan a sus padres o familiares si están por la zona tras recordarles cómo hacer un buen uso de los mismos. La normativa en Alicante está regida por una ordenanza municipal que viene a recoger, prácticamente en su integridad, la regulación autonómica sobre la intervención con pirotecnia.

Una caída en datos

Las cifras hablan por sí solas. En 2011, se requisaron 2.200 cajas de petardos en Hogueras y 120.000 unidades. En 2012, la cifra de cajas ascendió a 2.513 a lo largo de 35 inspecciones, en las que la Unidad FOX se incautó de casi 180.000 unidades. En 2013, la cifra de cajas descendió a 1.580 y las unidades a 74.000. Ese año los agentes hallaron decenas de cajas en una cuna de bebé encubiertos debajo de un fino colchón. En lo que va de Hogueras este año, se han requisado 12.800 unidades en una furgoneta en el centro de Alicante en una única actuación al no haberse detectado, hasta el momento, ningún punto negro más. Entre estos puntos están, de forma habitual, los recorridos de actos oficiales así como las plazas de Calvo Sotelo, La Florida o la calle Pinoso. Por el contrario, Alicante cuenta este año con 11 casetas habilitadas para la venta legal de petardos instaladas por la ciudad.

Según la edil de Ocupación de Vía Pública, Oti García Pertusa, la concejalía ha intensificado la vigilancia de la venta de pirotecnia «con el fin de transmitir a la ciudadanía una seguridad tanto en su uso como en un mayor grado de concienciación del riesgo que conlleva, principalmente en los menores, una irresponsable manipulación de la pólvora».

El jefe de la FOX mantiene que «ahora somos más escrupulosos después de lo del año pasado». Para ello se han intensificado los controles en calles y plazas, donde los agentes actúan de paisano para vigilar la venta y que ésta se ajuste a las edades requeridas: de 8 años en adelante los petardos de categoría 1; a partir de 10 años los de categoría 2 y para los adultos los de categoría 3.