Los 1,2 millones de euros que esta semana acordó destinar la Conselleria de Bienestar Social para dar de comer este verano a 2.500 niños de la Comunidad, se tendrán que estirar para incluir en la ayuda también a sus familias cuando estén en riesgo de exclusión social.

Así lo apuntó ayer la portavoz del Consell, María José Catalá, concretando que las comidas se ofrecerán en instalaciones que podrán o no ser centros educativos, y «dirigidas también a las familias porque puede haber algunas en las que todos los miembros tengan necesidad de ayuda», extremo este que en absoluto citó la también consellera Asunción Sánchez Zaplana pocos días antes, tras reunirse con los concejales de los ayuntamientos a quienes pidió colaboración para llevar a cab0 la iniciativa en cuanto se haga pública la convocatoria.

De hecho Zaplana puso el acento en integrar a los niños en escuelas o campamentos de verano para que no se sientan señalados por el resto de alumnos que podría asistir en abierto a las actividades.

Sí, pero no

La federaciones provinciales de padres no coinciden en esta ocasión en su valoración sobre la medida. La FAPA Gabriel Miró quiere pensar que el Consell dispone de datos fehacientes sobre la población infantil necesitada, por lo que espera que los fondos sean suficientes, mientras que la FAPA Enric Valor parte de las únicas cifras oficiales que estiman en un 29% de los niños en situación de pobreza, conocidas a través de Unicef, por lo que solo en la provincia sumarían más de 30.000.