Las redes sociales volvieron a funcionar ayer como la versión moderna de los mensajes en las paredes que hicieron de los romanos los padres de la sátira popular. Pero si el lunes fue el día en que los «grandes éxitos» del reinado de Juan Carlos I -Corina, Botswana, campechanía y muletas, en un resumen rápido- pusieron fácil el trabajo al ingenio popular con «memes», chistes y montajes que centellearon entre millones de móviles hasta bien entrada la noche; la jornada de ayer no fue ni de lejos tan excelsa en humor ciudadano como cuando se anunció la abdicación.

Además, el Príncipe de Asturias es el príncipe de toda la vida y, contra toda lógica y a juzgar por las reacciones, parece que nadie esperaba llegar a llamarle rey algún día ni a imaginar que tendría un número romano detrás de su nombre de pila. Pero el heredero, Felipe VI, no es ni simpático ni rancio, ni un prohombre ni un vivalavirgen. No es ni del Madrid ni del Barça, es -será- un jefe de Estado tan nuevo como su hoja de servicios, aparentemente perfecto para la caricatura pero escurridizo a la hora de clavar el chiste. La consecuencia es que el volumen de whatsapps bajó brutalmente y los tuits giraron del humor hacia la reivindicación -la mayoría en contra, algunos a favor-. Pero entre los hashtags antimonárquicos, pro referéndum y republicanos -#Noserasrey fue muy activo-, la sátira encontró su espacio en las dinastías con felipes y en sus motes populares. El aséptico heredero, licenciado en Derecho, políglota, militar, posgraduado, deportista, leído, viajado, curtido en mil eventos y abanderado -también- de la generación JASP; encontraba así su mote: Felipe VI «El Preparao». «En Espanya abdica Juan Carlos I el Campechano, arriba Felipe VI el Preparao», comentaba el usuario @alfonslopeztena ayer en Twitter.

Han sido sus valedores -desde la prensa monárquica hasta el establishment post Transición- quienes han provocado el chascarrillo en su afán por demostrar la valía del primero en la línea sucesoria a una generación escéptica y cansada. «Felipe VI está muy preparado porque sabe idiomas y tiene una carrera, igual que los españoles que emigran para ser camareros en Alemania», ironizaba @__VdeVendetta, mientras que el treintañero @SEGA82 se preguntaba: «Felipe VI ¿El Preparado? ¿El pre-parado? ¿El Rey de los parados?» con una amargura perceptible aún sin tono. En esta línea, uno de los montajes más repetidos presentaba al todavía príncipe como un desempleado mayor de 45 años que encuentra, al fin, un trabajo.

Por otro lado, la abdicación prueba que la serie Juego de Tronos ha aportado sensibilidad medieval al comentario político en España, como denotan la aportación del usuario @JohnNieve:-«Felipe VI, tiene dragones? Si no tiene no nos representa...»- y la del poco partidario @Sinmiescudo -ojo, podría contener trazas de spoiler-, quien manifestaba: «Me conformo con que el reinado de Felipe VI dure lo que el de Joffrey Baratheon».

Entre las pocas bromas con base real -nunca mejor dicho- se encontraba el dilema de los millones de euros que la Casa de la Moneda deberá acuñar con la efigie del nuevo monarca. En la red se dejaron ver ingeniosas alternativas como prueban las imágenes, algunas más propias de este país que otras.

Hubo por supuesto humor negro, humor cruel y chistes verdes también que la sabiduría popular se encargará de cribar y perpetuar. Y humor tontorrón, blanco y tierno como un bollo del que es buen ejemplo este chistecito encontrado en Facebook: «En Carrefour con unas galletas Príncipe y unas magdalenas Ortiz ahora te dan una Coronita». Ingenio -perdón por esto- a borbontones.