La nueva Bellea del Foc es una chica sonriente, observadora y sencilla que acudió a su cita con el estilista con camiseta, pantalón, sandalias y con la cara lavada. En pocos minutos, con el pelo apenas marcado, unos toques de maquillaje y un vestido recién adquirido en una tienda alicantina en rosa palo, lució esplendor en su presentación oficial.

¿Cómo ha pasado sus primeras horas como Bellea?

Aún aterrizando, de momento no me lo creo demasiado. Con mucho ajetreo, solo he podido dormir dos horas porque lo celebramos con mi foguera (Doctor Bergez Carolinas) y con mi familia. Hasta las cinco de la madrugada.

¿Qué imágenes le vinieron cuando escuchó su nombre?

Miré donde estaban mi hoguera y mi familia (en la Plaza de Toros), y me vino sobre todo la imagen de mi madre (Mercedes Martínez, Bellea del Foc en 1984). Tenía un nudo en la garganta, no sabía lo que me había pasado.

Estaba en las quinielas de favoritas. ¿Se sentía nerviosa por si le perjudicaba?

No tiene por qué perjudicarte ni beneficiarte estar en las quinielas porque al final hay un jurado, que es el que decide y elige. Tampoco me sentía favorita, este año había mucho nivel, éramos muchas, y cualquiera de mis compañeras podría haberlo sido.

¿Qué cree que valoraron?

Eso habría que preguntárselo al jurado.

¿Cómo es Patricia Gadea?

Soy una persona tranquila, sencilla, cercana, cariñosa, paciente...Y un poco desordenada.

¿Quién fue la primera persona en felicitarla?

El presidente de la Federación de Hogueras, Manuel Jiménez. Me dijo que ya formo parte de la historia de Les Fogueres.

Su madre Bellea, usted Bellea

Mi madre fue la Bellea del Foc número 50, y yo soy la 80. Son cifras redondas y algo más que tenemos en común, algo añadido. Además, es la primera vez que sucede en la historia de las Hogueras, algo increíble, no pensé que se daría realmente esta casualidad.

Nada más ser elegida confesó que había soñado con ello...

Me salió del alma, es algo que si desde pequeñita lo has vivido lo llevas ahí. Mentiría si dijera lo contrario. Estoy orgullosa de ser la Bellea del Foc.

¿Lloró su madre al verla?

Lloré yo más que ella, que normalmente es al revés. Me dijo que disfrute mucho, que me lo merecía y que está muy orgullosa de mí. Ella tiene mucha ilusión pero ahora soy yo la Bellea, ella ya tuvo su año y mi ilusión es grandísima.

El amor de ambas por las Hogueras se reflejará en casa...

Mi casa es una casa museo de la Bellea del Foc. Está llena de fotos, póster, recortes de periódicos. De todo...Para ella ser elegida cambió su vida, en todos los sentidos, su día a día, y el después, y lo recuerda como algo muy bonito. Ella salió por la hoguera Plaza de Gabriel Miró. Ya no está en comisiones pero sigue vinculada a la Fiesta.

¿A qué se dedica?

Es inspectora de Turismo, y en años anteriores ella daba los premios de la Agencia Valenciana de Turismo a las hogueras. Ese era el componente que buscaba en los monumentos, el aspecto turístico. Las Hogueras son especialmente turísticas, es una parte muy importante de la celebración. La Fiesta es nuestra, es de los alicantinos, pero además tiene esa parte, y la necesitamos también.

¿Qué papel cree que tiene una Bellea del Foc?

La Bellea del Foc es la embajadora de las Hogueras, y una representante de los alicantinos.

¿Cómo ve la situación de la Fiesta?

Creo que está un poco mejor, al menos la bajada del IVA de los monumentos ha supuesto un respiro, pero falta mucho por hacer. La situación puede ser un acicate para unirnos más pero también un motivo de bajas de comisionados.

¿Qué se podría hacer?

Los niños son los que más hacen la Fiesta y ellos tiran de los padres. Cuantas más cosas hagamos para ellos mejor, porque arrastrarán a sus familiares, lo que puede suponer nuevos festeros para las comisiones y más ingresos. Pero la situación económica es general, no solo de las Hogueras. Si la gente no tiene para comer, no tiene para la Fiesta.

Las mascletàs, ¿en Luceros?

Claro, por favor. En la plaza de La Estrella (donde se iban a trasladar por el deterioro de la fuente de Bañuls) habría sido una experiencia diferente, supongo, pero Luceros es el comienzo y el centro de las Hogueras. Saber que se mantenían en Luceros fue una alegría, como se escuchan allí no se sienten en otro sitio. La proximidad de los edificios hace que la acústica sea mucho mejor.

¿Qué le gusta de la Fiesta?

Todo en general. Tanto los días de Hogueras como los de racó con la comisión. Me encantan las mascletàs precisamente, desde pequeñita he bajado a verlas. Y la Ofrenda de flores. Me suelo emocionar, este año imagínate.

Su antecesora, Beatriz Botella, vivió unas Hogueras convulsas, con el fallecimiento de un niño por un petardo...

Espero que se haya quedado en algo aislado. Por mucho que intentes controlarlo todo en Hogueras es un poco complicado, es una fiesta de riesgo, los petardos tienen riesgo y es complicado llegar a controlarlo todo. Es obvio que hay que prohibir que los niños de cierta edad usen ciertos petardos, pero en Hogueras, con tantas personas de un lado a otro, es complicado controlar la seguridad y lo que puede pasar.

Está acabando Ingeniería Civil. ¿Aparcará la carrera?

Estas semanas no voy a poder compaginarlo pero intentaré presentarme a la convocatoria extraordinaria de julio para aprobar alguna de las diez asignaturas que me quedan para acabar. Al menos lo voy a intentar.

¿Cómo ve el futuro laboral?

Me gustaría trabajar de lo que he estudiado pero ahora mismo es un tipo de trabajo que en España es complicado. Seguramente me iría al extranjero y no tendría problema en hacerlo.

¿Dónde ha pensado?

Me encantaría Brasil, toda Sudamérica, pero volvería en cuanto mejorara la situación en España.

¿En qué ámbito?

Mi carrera se llamaba Obras Públicas en el antiguo plan. Ahora se estudia un ciclo de cuatro años de Ingeniería Civil y un máster de Caminos. Tendría que ver todas las posibilidades pero me gustaría trabajar con alguna constructora. Se pueden hacer muchas cosas.

¿Qué obra destacaría?

Sin duda, la obra del AVE, una de las mejores de ingeniería por el servicio que da. Acerca personas, y en Hogueras traerá a mucha gente a Alicante, como el año pasado, cuando se inauguró.