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Javier Martínez López, Candidato a la Presidencia del Colegio de Arquitectos de Alicante

«Quedan aún asaltos para superar la crisis, y debemos hacernos fuertes en la lucha contra el intrusismo»

Javier Martínez López aspira a convertirse el próximo viernes, día 16, en nuevo presidente de un colegio que, según asegura, ha perdido el norte en cuanto a los objetivos de la profesión

«Quedan aún asaltos para superar la crisis, y debemos hacernos fuertes en la lucha contra el intrusismo» JUAN CARLOS VALDIVIA

Javier Martínez (Alicante, 1972) se presenta a las elecciones junto a otros ocho compañeros decepcionados con el rumbo que ha tomado el Colegio de Alicante con la junta que lo dirige desde 2011.

¿Cuántos arquitectos se han ido de la provincia por falta de trabajo?

Muchos. Esta crisis ha afectado especialmente a los arquitectos. Lamentablemente no está en nuestra mano la salida de esta situación tan complicada, pero en lo que sí podemos contribuir desde el Colegio es en facilitar en todo lo posible las cosas a nuestros compañeros. Por desgracia, la actuación de la actual junta está provocando el desencanto entre muchos de nosotros, que ha llevado en algunos casos a darse de baja o han emigrado para colegiarse en Valencia o en Murcia buscando mejores servicios.

¿Ha acabado la crisis?

No. Aún quedan varios asaltos en esta pelea. Pero sí que es cierto que, igual que los arquitectos fuimos los primeros en notar la crisis, ahora estamos notando un movimiento que no existía hace un par de años. Prefiero pecar de optimista y decir que se empieza a ver la luz al final del túnel. Y es en este momento cuando echamos en falta que el Colegio tenga una actuación más protagonista. Por la competencia y conocimientos del colectivo tiene que dirigir las actuaciones que ayuden a dinamizar la actividad inmobiliaria, tan importante como motor económico de la provincia, simplificando trámites y homogeneizando actuaciones entre los distintos ayuntamientos.

¿Cuál es el futuro?

Sin duda, el futuro de la profesión de arquitecto pasa por ser un profesional altamente cualificado y formado. Nuestra Universidad goza de un prestigio reconocido en la formación, tanto por su preparación técnica como artística. Pero una vez que se ejerce la profesión es el Colegio el responsable de promover una formación continua, cualificada y técnica.Por desgracia el Colegio deja mucho que desear en este aspecto. Los cursos de formación están lejos de crear una alta cualificación técnica, y en muchos casos abordan temas como el diseño textil o de juguetes que nos avergüenzan por su total desconexión con nuestra razón de ser.

¿Cómo piensa defender las atribuciones de los arquitectos frente a otros colectivos profesionales con fuertes intereses en el sector de la edificación?

Es un tema de preparación, especialización y cualificación. Si conseguimos que nuestro desempeño esté respaldado por una alta formación técnica se recuperará el prestigio perdido estos últimos años. El Colegio debe velar por esa formación y luego fomentar la asistencia, asesoría y defensa de nuestro ejercicio, lo cual nos hará además, más competitivos.

La sociedad descarga toda la responsabilidad del proceso edificatorio en el arquitecto.

Efectivamente. Nos hemos dejado comer mucho terreno en ese sentido y el Colegio debe asumir un rol de protección y amparo. La situación de brazos caídos nos ha conducido a este punto. Asumimos muchas veces más responsabilidad de la que la ley nos otorga porque no damos una contestación contundente y fundamentada, que se puede conseguir aunando el esfuerzo de todo el colectivo representado en el Colegio. Por desgracia vamos en la dirección contraria.

Muchos arquitectos se sienten indefensos en los colegios porque no encuentran facilidades dentro de las estructuras de control y visado en competencia con otros profesionales. ¿Esta época de crisis será una oportunidad para el cambio?

Vemos al Colegio como un agente externo a nosotros. No hay sentimiento de pertenencia al grupo, y lejos de obtener una asistencia efectiva y útil, encontramos numerosas trabas en los trámites, en concreto en el proceso de visado, que resulta largo, tedioso y poco operativo. Es triste que sea el propio Colegio quien nos ponga más trabas.

Los colegios profesionales conocen la profesión, las escuelas de arquitectura la formación ¿Cómo mejoraría la relación entre las dos instituciones?

Son dos ámbitos distintos pero muy relacionados. Como he comentado antes, la calidad de formación de nuestras escuelas está muy reconocida a nivel internacional, pero la formación continua, desde el punto de vista técnico una vez que ejerces, está más en la calle y es responsabilidad del Colegio atenderla, fomentarla y mejorarla.

¿Tiene previsto un plan para rearmar el valor del arquitecto?

La profesión de arquitecto está ligada a un complejo proceso de urbanismo y edificación. Si conseguimos mantener un nivel alto de competencia en nuestro trabajo, haremos frente al reto de la LSP, y de los cambios tan rápidos a los que asistimos en nuestra sociedad. En esta función, el Colegio debe desempeñar un papel protagonista. No ya solo en la cualificación y formación específica que he comentado, sino en convertirse en guiador de su propio destino y el del conjunto del colectivo.

¿Cómo está ahora el Colegio?

La decisión de presentar una candidatura ha venido motivada por la absoluta desconexión entre nuestro Colegio y la mayoría del colectivo de arquitectos. No existe formación cualificada, sino más bien cursos impartidos muchas veces por miembros de la propia junta, sobre temas, en muchos casos, de poco fundamento y ajenos a nuestra función. Pensamos que el Colegio, se ha convertido en una de las múltiples trabas que nos encontramos en nuestro ejercicio profesional, sobre todo en el proceso de visado, que se ha vuelto lento, inoperativo y nos resta competitividad, frente a otros profesionales.

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