Las numerosas antenas, cinco y de gran tamaño, situadas en la parte más alta de la fortaleza, son otro elemento que distorsiona y que disgusta a los visitantes, sobre todo a los extranjeros, que creen que deberían trasladarse a otra parte elevada de la ciudad. En cambio, los alicantinos tienen otra visión, como los profesores de un colegio de Mutxamel que visitaron la fortaleza con sus alumnos. «Hay muchos servicios, como cafetería y aseos, tiendas, está bien preparado para el turista. Las antenas es lo que menos nos gusta pero es normal que las instalen en sitios altos para captar bien las señales, hasta en la torre Eiffel hay una», recordó una de las maestras.
