Estuvo ausente de la romería a Santa Faz por vez primera desde su irrupción en la escena pública alicantina. Pero a pesar de estar aún convaleciente por su reciente maternidad, la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, se convirtió en la protagonista política de la Peregrina de 2014. La renuncia a su escaño en las Cortes -rubricada el miércoles ante notario y que será oficial hoy mismo con su registro en las Cortes- y, por tanto, la vuelta a los juzgados de Alicante del sumario que investiga el supuesto amaño del planeamiento urbanístico de la capital -trámite en el que Castedo está imputada por tres graves delitos- se convirtió en la «comidilla» de la comitiva política que acompañó a la reliquia. Un séquito en el que se registró un notable desembarco de cargos del PP, con Alberto Fabra a la cabeza y su Consell casi al completo, en el arranque de un año electoral clave para el futuro de los populares pero también para la carrera política de muchos de ellos ahora que, apuntan los sondeos, habrá peores resultados y menos sillas.

A ritmo rápido -pocos minutos después de las nueve y media de la mañana, la comitiva hacía su entrada en Santa Faz- y sin querer perder comba a la estela de los «jefes», discurrió una romería copresidida por el titular del Consell aunque, en esta ocasión, con otro acompañante. El vicealcalde Andrés Llorens, al frente en funciones del Ayuntamiento de Alicante en ausencia de la primera edil, asumió ese rol. Fabra se tragó el cambio a pesar de su «línea roja»: la imputada Castedo por el imputado Llorens, pendiente del sumario que investiga las supuestos irregularidades en la adjudicación de las obras de la Plaza de Magallanes. Cromo por cromo. No le gustó mucho a Fabra. Al dúo se unió José Císcar, segundo del presidente en la Generalitat pero para nada su hombre de confianza, necesitado de sacar pecho y exhibir músculo en el momento, quizá, más complicado en su hasta ahora meteórica carrera -sólo es militante desde el añ0 1999- en el PP.

El titular de la Generalitat, que no se libró de los gritos de «Fabra, dimissió!» que le lanzaron los trabajadores de Canal 9 ni tampoco de una protesta de empleados de La Alcoyana, compartió pocas confidencias durante la ruta. A sus espaldas, sin embargo, la retahila de cargos populares era un hervidero de comentarios. Muchos de ellos relacionados con el momento escogido por Castedo -en vísperas de la Peregrina- para registrar su salida del hemiciclo autonómico. La marcha estaba amortizada. Descontada. Pero sorprendió a casi todos. Buena parte de los dirigentes populares que participaron en la Peregrina se enteraron por la información que adelantó este periódico. Otros al incorporarse a la comitiva acudieron a preguntarle a Jorge Bellver, síndic del PP en las Cortes, que les confesaba no saber nada. «Era lo previsto y lo que le convenía para su periplo judicial», reflexionó un alto cargo del PP. Entre dirigentes del entorno de Fabra no agradó ni un ápice la escenificación de la alcaldesa. Ponía al jefe del Consell en primera fila para dar explicaciones sobre esa renuncia mientras Sonia Castedo, ausente, evitaba dar la cara, apuntaron. Entre los que simpatizan más con la primera edil, comprensión y confianza en que pueda resolver sus problemas judiciales en breve y repetir en la candidatura municipal del PP.

Aunque todos los cargos populares piensan, en privado, en el horizonte de las listas electorales, nadie osa mentar la bicha en público. En el PP se aferran, a día de hoy, a la esperanza de sacar un resultado en las elecciones europeas, a celebrar en menos de un mes, que les permita ganar tiempo y mostrar que siguen siendo la alternativa de la estabilidad frente al «tripartito». Quizá por ello, los dirigentes del PP -habituales, esporádicos y debutantes- se apuntaron en masa a la romería a Santa Faz y siguieron la misa -que se alargó hasta cerca del mediodía- con orden y disciplina. A la cita acudió la plana mayor del PP. A Fabra le acompañaron, además de Císcar, la delegada del Gobierno en la Comunidad, Paula Sánchez de León, y los consellers Asunción Sánchez Zaplana, Máximo Buch, Isabel Bonig y María José Catalá. Se dejaron ver otros altos cargos como la secretaria autonómica de Comunicación, Lola Johnson, o el director general de Universidades, José Miguel Saval. Sólo faltaron Serafín Castellano, Manuel Llombart y Juan Carlos Moragues. Hoy seguirán en las comarcas alicantinas. El pleno del Consell se reúne en Alcoy coincidiendo con el arranque de los Moros y Cristianos. La presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, recién acabadas las fiestas de San Vicente del Raspeig, se unió a la comitiva oficial ya en el Caserío. El equipo de gobierno municipal estuvo al completo. No faltó ni uno sólo de los concejales. Llamó la atención, eso sí, que Juan Seva hiciera parte de la ruta junto a los ediles socialistas.

Hubo amplia nómina de diputados autonómicos: Antonio Peral, Pilar Sol, Dolores Zaragozá, Juan de Dios Navarro, Marcos Zaragoza y César Sánchez, calentando motores para coordinar la campaña europea del PP; la eurodiputada Eva Ortiz, en puesto de «sufridora» en la candidatura y pendiente de su reelección; los diputados en Madrid Gerardo Camps, Macarena Montesinos, José López Garrido, Julieta de Micheo y Mario Flores; los senadores Julio de España y Virginia Romero; o los alcaldes Bernabé Cano, Alejandro Morant, Sebastián Cañadas, Manuel Aracil o Miguel Ortiz, a la sazón vicesecretario del PP. Entre el color «azul» de la comitiva oficial sólo emergió una tonalidad diferente: Fernando Llopis, de la «magenta» UPyD. Igual en la Peregrina de 2015, víspera electoral y de pactos, es el más buscado por el PP.