Sin problemas. La apertura del camarín de la Santa Faz no registró ayer ningún tipo de incidente. Las cuatro cerraduras que protegen la imagen abrieron con facilidad, tal y como sucedió en el ensayo del miércoles, dejando atrás los nervios de otras ediciones.

Como marca la tradición, el capellán introdujo las llaves en las cerraduras 2 y 4 en la hornacina tras recogerlas de la madre abadesa, Sor María Clara, que las custodia durante todo el año. Por otro lado, el concejal síndico, Antonio Ardid, fue el encargado de introducir las dos llaves que guarda el Ayuntamiento de Alicante. Ardid y su suplente, el edil Carlos Castillo, estuvieron desde primera hora de la mañana en el monasterio, donde esperaron la llegada de la comitiva oficial.

La salida de la reliquia del camarín, en manos del capellán José Luis Casanova, fue anunciada en la plaza por una bocina gigante de la hermandad de la Santa Faz de Gandia, lo que supuso una de las novedades de la jornada. El instrumento, traído para la ocasión, también se hizo oír cuando la imagen salió del monasterio y al situarse en el altar mayor.

La reliquia, a lo largo del oficio religioso, estuvo expuesta a lo ojos de los fieles en un baldaquino, donde fue depositada por el capellán del monasterio. La imagen también pasó por las manos del obispo y del cardenal Monteiro de Castro, quien bendijo a los presentes mientras repetía «Faz Divina, Misericordia».

En su camino de regreso, la reliquia «saludó» a los estandartes de las hermandades de la Santa Faz y la Verónica presentes en la cita, que llegaron desde Alicante, Murcia y Valencia. Y por último, ya ubicada en el camarín, el capellán y el concejal síndico echaron las llaves a las cerraduras, certificando la seguridad de la reliquia.