Sonia Castedo concentrará, a partir de ahora, su actividad política en la Alcaldía de Alicante después de que ayer, como adelantó hace dos semanas este periódico, validara ante notario la renuncia a su escaño de las Cortes. Un trámite que se completará mañana -hoy es jornada festiva- con el registro en el hemiciclo autonómico y que, además, supondrá el retorno a un juzgado alicantino del procedimiento hasta ahora en manos del TSJ que investiga el supuesto amaño del planeamiento urbanístico de la capital provincial con la alcaldesa como una de las imputadas. A un año de las elecciones municipales, apenas unos días después de dar a luz a su segunda hija y con sus problemas judiciales todavía sin resolver, la primera edil toma el camino que viene sugiriendo desde julio de 2013 cuando renunció a su sueldo en las Cortes y ya dejó caer que abandonaría su sillón parlamentario, al que llegó en los comicios de 2011 como «número uno» por Alicante.
Desde hace casi un año, la marcha de Castedo, por tanto, era cuestión de tiempo. Un secreto a voces. Su presencia en la Cámara autonómica se había reducido a la mínima expresión. Y la reciente salida del hemiciclo de Luis Díaz AlperiLuis Díaz Alperi -encausado junto a la alcaldesa en el citado sumario del PGOU- le ha facilitado las cosas a la edil, muy cansada también, como evidenció la semana pasada en declaraciones a este periódico, de la presión de Alberto Fabra contra los imputados de las CortesAlberto Fabra. Formalmente, en todo caso y como explicitaron fuentes del entorno de la primera edil, la justificación de la renuncia a la política autonómica está vinculada a las dificultades de Castedo para compaginar la dedicación que requiere la Alcaldía de Alicante con el trabajo en el Palau dels Borja, que obliga a pasar, al menos, dos días en la ciudad de Valencia.
Hasta ahí la versión oficial de la decisión. Pero a todo eso se suma ahora, además, el nuevo escenario familiar de la primera edil con su hija recién nacida. Y a nadie se le escapa, igualmente, que la situación judicial de Castedo -imputada por tres graves delitos en la mencionada pieza de Brugal sobre el presunto trato de favor en el PGOU de Alicante al constructor Enrique Ortiz- tiene una influencia directa sobre la renuncia. La defensa de la alcaldesa de Alicante, de hecho, era partidaria de que el procedimiento -después de un largo periodo de instrucción en Valencia- retornara a los juzgados de la capital de la provincia. Con Alperi como diputado, era imposible que el caso dejara el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad. Pero el mismo día que el exregidor tomó el camino de dimitir de su sillón en Valencia, la alcaldesa de Alicante, como adelantó este periódico, ya tenía muy claro que abandonaría su acta. Sólo faltaba ponerle fecha y rubricar el documento de renuncia.
Ahora ese procedimiento judicial tendrá que volver a manos del magistrado Manrique Tejada, que en su día envió el sumario al TSJ, para que se retome la instrucción en Alicante. Un trámite que puede tener, desde luego, efectos colaterales sobre el futuro político de Sonia Castedo. Hace unos días, la primera edil subrayó que se encuentra con fuerzas para continuar. Cuerda para rato. Su gran baza es el enorme «tirón» electoral que atesora. Pero, sin embargo, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha advertido, por activa y por pasiva, que los imputados en investigaciones por corrupción no continuaran en las candidaturas. Ese proceso interno, en todo caso, no se tendrá que abordar hasta, como pronto, el mes de febrero de 2015.
Coincidiendo con su renuncia ante notario para facultar a un tercero -la alcaldesa aún no está en condiciones de retomar la agenda por su reciente parto- y que registre mañana su marcha en las Cortes, la alcaldesa informó tanto al Consell como a la cúpula del PP. La decisión activará, por un lado, el trámite para su sustitución en el hemiciclo antes del pleno de la próxima semana y, por otro, todos los movimientos para que el caso del PGOU inicie otra etapa.
