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Un paseo deslucido

La Explanada sufre un acusado deterioro por la falta de inversiones ante la mirada de turistas y alicantinos

Un paseo deslucido isabel ramón

Pavimento roto, teselas sueltas, tramos descoloridos, plantas marchitas, palmeras taladas, charcos con aguas más que turbias, sillas arrancadas de cuajo, carteles con infinidad de manchas, maceteros destrozados... Ésta es la imagen que proyecta la Explanada cuando se observa de cerca, sin las prisas del día a día. Y así, con esa calma, la ven a diarios cientos de turistas que aprovechan su estancia en Alicante para pasear por uno de los enclaves más emblemáticos de la ciudad.

Con el paso del tiempo y la desidia del Ayuntamiento de Alicante ante la falta de fondos en las maltrechas arcas municipales, la Explanada de España ha ido perdiendo el encanto que tuvo años atrás. Ahora se presenta como un paseo abandonado, en el que los desperfectos se acumulan día tras día... Y raras veces se subsanan, según confirman los más habituales de la zona. «Cuando algo se rompe, así se queda», aseguran.

Los turistas, desde su comprensible desconocimiento, también se muestran sorprendidos ante la cara menos publicitada de la Explanada. «Es un paseo muy bonito, con mucha personalidad, pero se nota que está algo descuidado. Si te fijas, ves demasiadas partes rotas. Deberían cuidarlo más, es una imagen muy típica de esta ciudad», asegura el francés Philippe, en un casi perfecto español, mientras disfruta de una mañana soleada en Alicante junto a su familia.

El joven turista europeo se refiere a la multitud de palmeras taladas que presenta la Explanada, acompañadas de la práctica totalidad de las plantas que deberían decorar el paseo en estado marchito. «Da pena verlas», apunta Ezequiel, un veterano alicantino.

Pero no es sólo cuestión de vegetación, sino también de las millones de teselas que dan forma al paseo de la Explanada. De ellas, pocas se salvan de roturas, basura incrustada o una falta de brillo evidente. La última gran reforma del mosaico se inauguró en marzo de 2010, tras una inversión de casi un millón de euros del Plan E que sirvió para cambiar poco más de un tercio del tradicional dibujo que vio la luz hace más de medio siglo. Y de ahí, la disparidad del pavimento en función de la zona. En general, los laterales presentan las principales deficiencias, con teselas incluso sueltas, que pueden cogerse con la mano. O cintas adhesivas de doble cara, que se dejan ver en las proximidades de la Concha.

Y la falta de mantenimiento no sólo se percibe en la ausencia de color y brillo del mosaico, sino también en la multitud de charcos que se forman a lo largo del paseo y que, en la mayoría de los casos, presentan un color poco higiénico, con un verde nada turístico.

Por otro lado están los bancos y las sillas repartidas por el paseo. En los bajos de los bancos no resulta complicado encontrar todo tipo de desperdicios, junto a marcas que denotan escasa limpieza. Y en las sillas, alguna se encuentra arrancada de cuajo del suelo, donde fue anclada en su momento para evitar su robo.

Tampoco escapan del abandono los paneles informativos con programas culturales del Ayuntamiento. Uno de ellos, con datos referidos al área cultural, ofrece una imagen poco acorde al paseo más transitado por los turistas de la ciudad, con manchas que parece ya inherentes.

Pese a la multitud de aspectos mejorables que ofrece el emblemático espacio de la Explanada, parece que la reforma deberá esperar. Según los presupuestos aprobados de 2014, tan sólo existe una partida de mil euros para arreglar parte del paseo. Una cantidad, vista la situación de abandono, que se antoja insuficiente.

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