Preciso y con auténtica puntualidad suiza, el encuentro entre Jesús Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría llenó ayer de júbilo la plaza del Ayuntamiento de Alicante durante el mismo instante en que el reloj marcaba las doce del mediodía y volteaban las campanas.

Fieles a la tradición y a una de las citas más emblemáticas de la Semana Santa, miles de alicantinos arroparon ayer el broche final de las procesiones.

La mañana del Domingo de Resurrección comenzaba tranquila y respetuosa. Las puertas de San Nicolás se abrieron para la salida del Cristo Resucitado, portado por una representación de los costaleros de las distintas hermandades de la ciudad.

El sonido de las bandas y el paso del trono que procesiona desde 1995 en Alicante despertaron la admiración de vecinos y turistas que se acercaban a la calle para inmortalizar la cita con sus cámaras fotográficas antes de producirse el abrazo entre madre e hijo.

Momentos después, Nuestra Señora de la Alegría, partía -como manda la tradición- desde la Basílica de Santa María luciendo un vistoso manto de flores naturales, confeccionado por primera vez por una barraca, como símbolo de unión entre la hermandad y las Hogueras. «Tot Bacores» sorprendió a los presentes con su diseño de tonos rojos.

Portada a hombros por los representantes de las comisiones de hogueras y barracas de Alicante, la Virgen descendió por las escaleras de la plaza de la Basílica hacia el Ayuntamiento y llenó de aplausos y de muestras de cariño los alrededores.

Así, miles de personas aguardaban impacientes en los aledaños del edificio consistorial para ser testigos del instante más emotivo del Domingo de Resurrección. Bajo un sol intenso alicantinos y turistas se agolpaban para presenciar el encuentro.

El ritmo de la dolçaina y el tabalet anunciaba la llegada de Nuestra Señora de la Alegría a la plaza, donde ya estaba esperando Cristo Resucitado. Bajo el sonido del mediodía, todas las miradas se dirigieron al cielo teñido de alegría multicolor. Desde los balcones y las azoteas del Ayuntamiento se lanzaron 300.000 aleluyas para celebrar el encuentro entre madre e hijo. El himno español sonaba en la plaza acompañado de fuertes aplausos y de gestos de sorpresa ante la tradicional escena.

Pequeños y mayores levantaban sus manos para llevarse de recuerdo una estampa con la imagen de la Virgen y de Jesucristo.

Tras ese estallido de ovaciones, el consiliario de la Junta Mayor de las Cofradías y Hermandades de Alicante, José Carlos Sampedro, procedió a bendecir a la ciudad y a destacar la importancia la festividad, llenando de esperanza a los devotos ante la Resurrección de Jesús que ayer se conmemoraba. Sampedro también tuvo palabras de agradecimiento para todas las agrupaciones que han hecho posible la Semana Santa alicantina y también para la alcaldesa, Sonia Castedo.

La figura de Manuel Ricarte, expresidente de la Junta de Cofradías y Hermandades, fallecido en junio del pasado año, también estuvo presente ayer en el discurso del consiliario, al igual que el resto de la Semana Santa dedicada a esta querida personalidad.

Al finalizar el encuentro, la imagen de la Nuestra Señora de la Alegría fue situada de espaldas a la fachada del Ayuntamiento como símbolo de reverencia hacia el pueblo. Tras ella, Cristo Resucitado seguía sus pasos antes de seguir con la procesión.

La Explanada se convirtió también en uno de los puntos más concurridos para ver el recorrido de los dos tronos. En este emblemático escenario, caracterizado por una mayor presencia de turistas, miles de personas dieron su calor a las dos imágenes.

El reparto de dulces, caramelos y monas a los más pequeños volvió a ser una estampa crucial durante la procesión.

Junto a esta imagen típica del Domingo de Resurrección alicantino, la alegría de la Bellea del Foc, la Bellea Infantil y de las candidatas a máxima representante para las próximas hogueras -vestidas de mantilla de color blanco perla- llenó de vistosidad el recorrido de Nuestra Señora de la Alegría y de la procesión en general.

La plaza Abad Penalva fue la última parada con más singularidad de todo el trayecto antes de que cada trono llegara a su destino y finalizara el recorrido en torno a las dos de la tarde. En la Rambla también se pudieron oir los aplausos cuando se disparó una pequeña traca y castillo de fuegos artificiales ante la llegada de la Virgen.

Medio millar de personas, según la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías, hicieron ayer realidad una de las citas más multitudinarias de la Semana de la Pasión alicantina. El colofón a la festividad religiosa se vio engrandecido por el buen tiempo más propio del verano que de la primavera, después del pasado año que se vio amenazado por la ligera lluvia.

Vecinos y devotos despidieron así una cita que deja huella.