El Instituto de Neurociencias, centro investigador perteneciente a la Universidad Miguel Hernández (UMH) y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), participa, junto a otros 49 laboratorios europeos, en encontrar una herramienta eficaz para detectar precozmente la enfermedad de Alzheimer.
En concreto se trata del equipo liderado por Javier Sáez, y es uno de los cuatro grupos científicos españoles (los otros tres son catalanes) que está inmerso en este proyecto internacional, en lo que se conoce como uno de los Joint Programming (JP), una iniciativa de la Unión Europea para acometer los grandes retos sociosanitarios que afectan al continente. La dotación presupuestaria ronda los 15 millones, de los cuales uno ha sido asignado a los grupos españoles, según el Ministerio de Ciencia e Innovación.
Así, el equipo de la provincia está incluido en el JP de enfermedades neurodegenerativas. El proyecto persigue fomentar nuevos enfoques en el desarrollo de biomarcadores en líquido cefalorraquídeo.
Como explica Javier Sáez, dicho líquido, que baña nuestro cerebro, contiene una serie de proteínas que podrían indicar de manera precoz el nacimiento de esta enfermedad.
El investigador aclara en primer lugar que todavía sigue sin haber cura para el alzhéimer, pero que pese a ello se ha avanzado mucho en los últimos diez años y que como mucho hay algunos tratamientos que en ocasiones pueden ralentizar algo el desarrollo de la enfermedad.
Los científicos creen que si detectaran desde un principio el surgimiento de esta patología, se podría tratar con bastante eficacia.
«Desde Alicante estamos trabajando en el diagnóstico precoz para aportar un tratamiento prematuro, pero el problema es saber si es alzhéimer o es otra enfermedad neurodegenerativa», explica Sáez. De hecho, al principio es muy complicado diagnosticar si el enfermo está ante esta enfermedad o ante otra de carácter neurodegenerativo.
Esta enfermedad tiene un desarrollo clínico de alrededor de 7 años, pero sus primeras manifestaciones preclínicas en el cerebro, es decir antes de que se detecte de manera evidente, se generan diez o veinte años antes, de ahí que sea tan importante conseguir una herramienta eficaz para su detección precoz.
El científico indica que «existen nuevas terapias para intentar bloquear lo que hay anómalo, pero los resultados no son todo lo satisfactorios que se esperaban, aunque se trata de terapias con sólo 10 años de pruebas», un lapso de tiempo relativamente muy corto en ciencia.
