Defensor del copago farmacéutico para evitar el abuso de los medicamentos, pero absolutamente contrario a que los enfermos crónicos o familias sin recursos tengan trabas para ser atendidos. Así se muestra Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), quien reconoce la pérdida de la calidad en la sanidad por los recortes.
La crisis y los recortes, ¿en qué medida siguen afectando a la medicina?
Hay dos crisis, por un lado, económica y por otro, de valores. Hay mucha gente necesitada y una fractura cada vez mayor entre ricos y pobres, y ambos tienen las mismas necesidades cuando están enfermos. La salud es la salud. Por eso es preocupante que la crisis económica haya provocado recortes en sanidad, algunos justificados. Pero el problema es que como la crisis económica continúe, se seguirá utilizando al más débil, que es recortar sobre el Sistema Nacional de Salud. Esos recortes, tanto en personal como en medios tecnológicos está produciendo que la calidad se pierda. La espera media ha aumentado de sesenta a cien días y los ciudadanos están menos contentos.
La Comunidad Valenciana lidera las cifras en ahorro farmacéutico tras la aplicación del copago. ¿Qué lectura hacen los médicos de esta medida?
Ha habido ahorro en las farmacias, pero hay un gasto llamativo: los fármacos hospitalarios. Entonces, la disminución no es ni por asomo la que se está queriendo vender. El copago tiene efectos favorables. Es más justo que el que teníamos antes, aunque a la gente le siente mal pagar. Pero hay que buscar soluciones para que aquellas familias que por estar en condiciones determinadas o tienen enfermedades con costes tengan garantizada la asistencia y sus tratamientos en fármacos. Por lo general, el copago va a contribuir a que haya un menor consumo de fármacos y que se malutilicen los medicamentos. Pero, absolutamente intolerable que haya familias que no puedan tener acceso a los medicamentos y esto hay que corregirlo. No podemos tolerar que haya ningún español que por falta de recursos no tenga acceso a los tratamientos necesarios.
La privatización de la sanidad es otra de las consecuencias que ha traído la crisis. ¿Hacía dónde avanza el modelo sanitario?
El ánimo de lucro no tiene límites. La privatización ahora es cuando menos habría que hacerla. Nadie ha demostrado todavía que esa fórmula dé mejores resultados que lo público. España, con nuestro modelo, le saca mucho todavía a los países que tienen un modelo como el que nos quieren imponer. No hay ningún país, excepto Japón, que tenga mejores resultados con menos precio. Y el modelo que nos quieren imponer, similar al de los alemanes o los norteamericanos, discrimina a la gente con un modelo de aseguramiento. Yo no estoy de acuerdo porque el aseguramiento tiene niveles, en función de lo que pagas tienes una atención u otra. Yo creo que los médicos nunca podemos tolerar que se negocie ni se mercantilice con el dolor de la gente. Una cosa es que de forma parcial o complementaria la medicina privada atienda y complementa a la pública, como ha ocurrido toda la vida. Pero nunca que la sustituya.
En Madrid está en marcha la privatización de las donaciones de sangre, ¿cree que puede extenderse esta iniciativa?
Estamos rigurosamente en contra, al igual que con la donación de órganos. Hay empresas europeas que están empeñadas en la compra de órganos ajustadas a clientes determinados. Esto va en contra de las estrategias que ha seguido España y que son de éxito. Es una desvergüenza.
Todos estos recortes también preocupan a los ciudadanos en la medida de que puedan frenarse los avances en investigación para luchar contra enfermedades como el cáncer...
En investigación, por iniciativa privada estamos a años luz de lo que nos correspondería en función del volumen del gasto farmacéutico que tenemos. Pero, sí que es triste y preocupante que la inversión pública en investigación haya desaparecido y que nuestros investigadores estén marchándose fuera y se lleven sus proyectos.
