Muy poquitos fueron los que accedieron ayer finalmente a la Universidad de Alicante, porque la medida disuasoria de las barricadas surtió su forzado efecto, aunque los teléfonos del Rectorado no dejaron de sonar por el hervidero de quejas que provocó la barrera interpuesta por el colectivo de estudiantes con motivo de la huelga. En otras ocasiones la huelga se convocó también por el profesorado, pero esta vez únicamente la asumieron los alumnos, que el día anterior no la secundaron, lo que pilló por sorpresa a cuantos acudieron ayer con sus vehículos. Los que organizaron las barricadas protagonizaron algún que otro encontronazo, especialmente con los que querían entrar a pie, lo que provocó la presencia de la Guardia Civil, aunque sin consecuencias.