La figura del artífice de la Transición, Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la Democracia, fue recordada ayer a través de las anécdotas y vivencias compartidas que relataron exdirigentes alicantinos del CDS y la UCD en un emotivo homenaje celebrado en el parque que lleva su nombre y que fue inaugurado en 2009 en la Albufereta. Los recuerdos sobre sus visitas a la ciudad de Alicante y su legado en pro de las libertades hilaron los relatos en un acto al que asistió una amplia representación de la corporación municipal, con la alcaldesa, Sonia Castedo, y los ediles del equipo de gobierno, el portavoz municipal del PSOE, Miguel Ull y varios regidores socialistas y el portavoz de UPyD, Fernando Llopis -Esquerra Unida no asistió- , así como la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor o el senador popular Miguel Campoy, entre otros.

Pero entre los asistentes, el foco de atención lo acaparó el diputado autonómico y exalcalde Luis Díaz Alperi, que reapareció en un acto público después de meses para ensalzar en un discurso la figura de Adolfo Suárez, con quien compartió filas en UCD. Alperi, que agradeció a Castedo que le permitiera participar subrayó en su intervención que, con Suárez, «el paso de la dictadura a la Democracia en España es un ejemplo universal». Alperi recordó, a modo de anécdota, que tuvo «el honor de ser su conductor durante todo el día» en una de sus visitas a Alicante cuando era presidente del Gobierno y prosiguió relatando: «Me dijeron que tenía que conseguir un coche. Se lo pedía a un amigo, un mercedes blanco. Eso ahora sería cohecho impropio pasivo, seguramente», ironizó. Fueron 24 horas que, según Alperi, dieron mucho de sí: «Se me quedó clavado cuando habló de Santiago Carrillo. Suárez sabía lo necesario que era que el Partido Comunista fuera reconocido para consolidar la Democracia y me dijo que ya quisiera él que muchos de los que estaban en su partido cumplieran su palabra como Carrillo cuando le prometía algo. Eso indicaba que ya en UCD no todo el mundo era leal». Según Alperi, fueron esas «deslealtades» internas y las presiones de la esfera militar las que forzaron la dimisión de Suárez que, según añadió, lo hizo «por su amor a España».

Castedo también intervino para resaltar su «admiración» por Suárez y, sobre todo, «por su dignidad ante la soledad que se encontró durante su trayectoria política, en la que supo mirar de cara a la traición y no ponerse a su nivel. Por que la historia ha demostrado que élestaba por encima de los que tenía enfrente». Precedieron a la regidora varios exdirigentes de UCD y CDS, quienes abogaron por que la figura de Suárez no quede arrumbada «en los museos o hemerotecas, para que nuestros hijos y nietos puedan conocer su legado de honestidad y diálogo», como destacó Gerardo Muñoz. El exdiputado por Alicante del CDS Rafael Martínez-Campillo añadió que a Suárez «le gustaría que estuviéramos todos unidos». Arnaldo Martínez, histórico del CDS, subrayó que «esta provincia es centrista» y que en la actualidad «hoy no sería pensable ni PP ni PSOE sino fuera por esa idea de centro, de concordia». El exdiputado de UCD Joaquín Galant incidió en la «valentía» de Suárez.

Libro de firmas

Los asistentes dejaron sus firmas en un libro para reconocer la figura del que fuera el artífice del paso a un régimen de libertades después de cuatro décadas de dictadura. Después, Castedo de la mano de Juani Maciá, una de las impulsoras del CDS y amiga de Suárez, depositaron un ramo de flores amarillas y rojas en el monolito que recuerda al expresidente del Gobierno en el parque que lleva su nombre mientras, de fondo, sonaba la canción Libertad sin ira, del grupo Jarcha, uno de los símbolos de la Transición.