¿Cómo está Luis?

Está muy bien. Va al colegio normalmente, a sus clases de música, sigue tocando el saxo, submarinismo..., todo como antes.

¿N0 tiene ninguna secuela?

Ninguna. Es sorprendente. Hasta la vista la ha recuperado totalmente. Nos dijo hace un par de semanas el doctor Federico Goded, intensivista del Hospital Infantil de la Paz, que nunca había visto una recuperación tan completa. El jefe de neurología del hospital Bergmannscheil en Bochum, Alemania, nos ha dicho que Luis ha tenido una rehabilitación mejor que la que le hubiera dado el mejor de los médicos en el mejor de los hospitales.

Vamos al principio de ese «viaje» de Luis que relata en su libro.

Tenía 12 años y jugando se clavó una navajita en el pecho que pinchó una arteria importante y se desangró hacia dentro. Estuvo, al menos, 20 minutos en parada cardiorrespiratoria. Le dieron por perdido y muchos médicos me dijeron que no tenía visos de recuperación. Godet que firma el prólogo del libro dijo que el pronóstico de Luis era infausto. Luego, tuvo un edema cerebral y empeoró aún más y, cuando superó el edema, no reaccionaba, entró en coma y estaba prácticamente muerto.

Pero salió del coma.

Sí. Los doctores nos dijeron que había que estimularle para que despertara y se me ocurrieron todo tipo de ideas. Cogí un spray de gas comprimido y le echaba gas helado a Luis por todo el cuerpo, le hice unas gafas multimedia, me llevé un amplificador y unos cascos, le hablaba con un micrófono y le ponía música. Los doctores me veían con el spray helado y todo el aparataje en la UCI y me miraban raro, pero me dejaron hacer. Y dio resultado. A los nueve días, con una de las canciones que le puse y que tocábamos juntos, porque los dos tocamos el saxofón, se despertó. Se sabe que las emociones tienen un poder muy importante de estimulación ante el cerebro.

Y cuando salió del coma, ¿qué pasó?

Cuando despertó del coma estaba ciego, sin poder hablar y con el lado izquierdo del cuerpo paralizado, pero yo tomé las riendas de la rehabilitación desde el principio en la propia UCI con unas pesas que me llevé. Empezamos a hacer rehabilitación y comenzó a recuperar facultades muy rápido. Los médicos me han dicho que fue fundamental empezar tan pronto en la rehabilitación en la propia UCI. El tiempo en la rehabilitación es fundamental. Luego, ya en planta seguimos trabajando cada vez más intensamente y, tras 23 días, le dieron el alta. Después, ya en casa, continuamos hasta que se recuperó totalmente.

¿Qué le llevó a intentar todo esto después de que le hubieran dicho que apenas tenía posibilidades?

La esperanza es lo último que se pierde, y eso es lo que quiero transmitir con el libro, ayudar a otros padres y a enfermos a no tirar la toalla y a poner en práctica todos los recursos que tengan a su disposición.

Si usted no hubiera tomado las riendas de la rehabilitación, ¿cómo estaría Luis?

Si no fuera por este trabajo, Luis estaría o muerto o mal. Hay casos similares con niños que sufren graves secuelas, por eso quiero animar a los padres a luchar. Recibo cientos de correos de padres y gente accidentada y hay que saber que la recuperación de Luis no es cuestión de suerte. Estuvo 20 minutos sin oxígeno y, sin embargo, menos de dos años después del accidente está perfecto. A los seis meses ya volvió al colegio. Sea cual sea el estado de una persona, si se trabaja más y se estimula el cerebro, va a mejorar la recuperación.

Y todo eso lo ha hecho usted sin ser médico.

Yo soy ingeniero en telecomunicación. Es verdad que vengo de una familia con un padre médico y una madre farmacéutica y siempre me ha interesado la neurología y he leído mucho, aunque tuve mucho que estudiar cuando le pasó esto a Luis. De hecho, todo lo que hemos hecho con mi hijo está escrito en los libros de medicina y neurología. Yo sólo he hecho lo que hay escrito, pero son cosas que no se aplican.

¿Por qué no?

La medicina y la rehabilitación no están siempre conectadas, además hay fármacos que la Seguridad Social no financia, faltan recursos para la rehabilitación intensiva que se requiere. Es una mezcla de razones.

¿Luis cómo lo vivió?

Él es consciente de todo lo que hicimos, aunque no se acuerda del principio. Le machacamos mucho porque la rehabilitación intensa cuesta, a veces es dolorosa, y el enfermo no quiere esforzarse. Me costó muchas peleas a nivel familiar insistir en la rehabilitación. La gente me decía que le cansaba y que estaba enfermo, pero yo insistí. Ahora estamos encantados.