La hoguera Plaza de Argel nació en 1971 por iniciativa de Tomás Valcárcel, el carismático foguerer que dirigió las fiestas del fuego durante 19 años. «Quería una comisión en este distrito, y lo movió a través de un conocido suyo que vivía en el barrio. Y ahora somos la más antigua que planta en la Zona Norte porque Virgen del Remedio-La Paz y Oeste, que eran anteriores, desaparecieron. La última incluso llegó a plantar en Especial», explicó Rafael Baeza, uno de los festeros más veteranos ya que lleva 20 años en la comisión, de la que fue presidente. De aquellos pioneros no queda nadie en la foguera: eran vecinos y comerciantes del barrio, «gente sencilla que había emigrado de Murcia y Albacete».

La primera plantà, la del 71, corrió a cargo del artista Juan Capella, en Segunda, en una época en que solo había cuatro categorías. Magdalena Sánchez fue la primera belleza. Por entonces se llamaban Virgen del Remedio-Plaza de Argel, pero años después abreviaron la nomenclatura «porque era muy larga y había demasiadas 'vírgenes'. Ahora solo queda en la zona Virgen del Remedio-La Cruz, que se fundó después». Aquellos años los tienen los festeros de hoy en el recuerdo y así lo recogieron en el llibret del 40 aniversario, que celebraron en 2010, junto al convencimiento de ser la comisión que más triunfos ha conseguido en Quinta categoría, un total de nueve, además de tres segundos premios y un sexto, correspondiente a «Castillos en el aire», la foguera de 2013, inicialmente de Sexta y ascendida por la Federación. «Y todos son del artista Manuel Algarra, que lleva 18 años consecutivos plantando con nosotros. Es de absoluta confianza».

También se recuerda con orgullo en Plaza de Argel el título de hoguera ejemplar que consiguieron en 1997, segundo año en que se hizo por votación de los presidentes. Con 59 votos, se impusieron a Portuarios y Carolinas Altas, tal y como reflejan los documentos que conservan en el archivo que tienen en su racó, que fue inaugurado ese mismo año con la presencia de la Bellesa del Foc acompañando a Ana Belén Carretero y Cristina Camacho, bellezas de la comisión. Esta sede, ubicada en las galerías de alimentación de Plaza de Argel, es una de las pocas en propiedad de una asociación festera, aunque apenas guardan en ella vestigios de la primera época ya que los socios se quedaban en casa el material y se fue perdiendo. «Para el llibret del 40 aniversario estuvimos todo un año buscando documentación», dicen.

La faceta cultural es una de las que más cuida Plaza de Argel. Llevan 12 años organizando en Navidad un concierto de la banda juvenil de Carolinas en la parroquia Virgen del Remedio y fueron los promotores de la plaza Luis Avellà, recién inaugurada y la primera de Alicante en homenaje a un dolçainer, tras recoger firmas entre comercios y asociaciones del barrio. «Residía en Ciudad Jardín pero durante dos años, junto con su señora, venía al racó a dar clases de dolçaina», recordaron tanto Baeza como Juan Luis Sánchez Carratalá, actual presidente y secretario del Sector Norte, cuya creación también impulsaron. Además, les gusta vivir las Hogueras en valenciano, lengua en la que celebran la presentación de bellezas y redactan el llibret. También los carteles de crítica de los monumentos van escritos en valenciano y en los últimos años han organizado lecturas públicas del Tirant lo Blanc y un aplec de collas.

Aunque en Plaza de Argel viven vecinos de más de 30 nacionalidades, no han tenido nunca un solo socio inmigrante. «No se integran, solo vienen a ver la cremà, les llama la atención». Los sudamericanos suelen llevar paquetitos para que ardan con la hoguera, y a los africanos les gusta la banyà, relatan. Sin embargo, no ponen un pie en el racó que plantan en Hogueras, y eso que es abierto al vecindario desde los años 90. «Cualquier vecino puede bajar a tomar algo, a bailar, es un racó de barrio en el que damos todo tipo de facilidades, incluso vendemos mesas por un día», explicaron. Ubicado junto al colegio La Paz, en 2003 alquilaron 143 mesas, todo un récord, aunque hoy se han quedado en unas 60 en un barrio con grandes cambios demográficos, que ha pasado de recibir emigrantes españoles a extranjeros, «y ahora se han quedado los pobres».

Por esos cambios sólo cuentan con unas 300 cartillas de vecinos del millar que llegaron a tener en 1997 y 1998, y que eran una importante fuente de financiación. Hoy, el 90% son de jubilados, que pagan dos euros. El peso está en el comisionado, que aporta una media de mil euros anuales, con venta de lotería, cuota o rifas. «Carecemos de sponsors porque somos una hoguera de barrio, pobre y barata. Lo intentamos en el 40 aniversario sin éxito. Los patrocinadores no se acuerdan de la Zona Norte ni para disparar una mascletà nocturna pese a que la última vez lo pedimos las 14 hogueras del sector». Uno de sus mayores apoyos es el mercado del barrio, que en Hogueras decoran con banderitas. El mayor gasto es el monumento, 14.000 e entre el adulto y el infantil, que en junio les plantará por quinto año Alejandro Cano, artista vecino del barrio. Otros pilares son la música, tradicional de dolçaina; la pólvora; la presentación; la Ofrenda y el llibret, que hacen ellos mismos, desde las fotos a la maquetación.