Ha venido hasta Alicante para hablar sobre «Catalunya-Espanya, el visible i l'invisible». ¿Adónde quiere llegar?
Quiero romper tópicos. Es una pereza política mantener este debate en los terrenos de nacionalismo contra nacionalismo. Es muy fácil hacerlo, los tópicos nos los sabemos todos. Y también sabemos que los nacionalismo tienen problemas visuales, unos ven la gran bandera de los otros y viceversa. Lo que deberíamos hacer es prestar menos atención al ruido y pensar los cambios para encontrar soluciones políticas.
¿Por qué ahora ha resurgido el debate de la independencia?
Cataluña siempre que ha hecho intentos para irse es porque España estaba en crisis, como sucede ahora. En Cataluña, existen muchas grandes empresas que no dependen del mercado español, gracias a las exportaciones. Las empresas que están más nerviosas por la independencia son las entidades bancarias, como la Caixa o el Banco Sabadell. Ellas sí dependen del mercado español.
Como catalán y bien conocedor de Madrid, ¿se atrevería a hacer un pronóstico de futuro?
Nadie tiene una hoja de ruta. Nadie sabe dónde acabará esto. Lo más probable es que no haya referéndum porque no lo autorizarán. Creo que todo acabará en unas elecciones. ¿El día después? Ya dependerá del resultado...
Con un acuerdo económico, ¿se podrían acercar posturas?
La deuda histórica con Cataluña por el sistema de financiación ha servido para provocar una mayor sensación de agravio, pero no es el asunto principal. Quien piense que ahora es un problema económico, creo que se equivoca. Ya no estamos en estos términos
Usted defiende la participación ciudadana en la política. ¿Cree que la sociedad civil será capaz de cambiar esta dinámica?
La participación ciudadana es muy importante, por mucho que los partidos no quieran oírlo. La gente denuncia que las decisiones se toman sin tener en cuenta a la sociedad. Y esa sensación está ahí porque los dirigentes políticos no hacen nada para abrir el espacio representativo a la ciudadanía.
Todo viene de atrás...
Sí. En este país, por razones comprensibles, se construyó un régimen político muy cerrado tras la transición. Con esa decisión, se perdió calidad democrática y capacidad representativa.
Ahora se ha demostrado que la presión social sí sirve...
Estos días estamos recibiendo buenas noticias. Con la marea blanca de la Sanidad pública y las protestas en Gamonal, por ejemplo, se ha puesto en evidencia que hacer política merece la pena, y no tiene que ser necesariamente a través de los partidos políticos. Es necesario presionar fuerte desde abajo a los que mandan.
Pero dicen que España ya está saliendo de la crisis...
Me gustaría conocer a los asesores que recomiendan estos mensajes. Con ellos, los políticos no hacen más que aumentar su desprestigio. Puede que los números macroeconómicos hayan evolucionado, pero ahora estamos tomando conciencia de que la crisis no es sólo económica sino social. Se piensan que a base de repetir que la situación va bien, la gente acabará creyéndoselo. Pero la realidad es que cada vez resulta más complicado hacer política al margen de la economía. La capacidad de chantaje del poder económico es muy importante.
Por eso las sociedades se quejan de que siempre ganan los poderes económicos...
Sí, son los que mandan. Ésta es una de las consecuencias del proceso de globalización. Pero luego también están los partidos que asumen con mucha alegría el desmantelamiento de los derechos sociales, y con tintes autoritarios.
