Poco después de que se conociera que la huelga tocaba a su fin, la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, negó en rotundo que el Ayuntamiento ordenara a la empresa concesionaria la limpieza de la zona centro en detrimento de los barrios de la ciudad. «Nunca hemos dicho que se limpie antes el centro que los barrios. Los servicios mínimos llegaban hasta donde podían», señaló la regidora popular, quien calificó la semana de huelga como «durísima».

Castedo aseguró que se siente en deuda con los alicantinos por el «gran civismo» que han exhibido durante un conflicto que ha perjudicado a «la imagen de la ciudad». No obstante, no quiso entrar a valorar si la huelga era «necesaria» para que se acercasen las posturas entre la empresa y los trabajadores.

Por otro lado, la regidora contestó a comité y oposición afirmando que el Ayuntamiento decidió contratar un servicio externo de limpieza cuando «los informes técnicos lo exigían». «Hemos respetado al máximo el derecho de huelga, por eso la basura se ha llevado a descampados y no al vertedero. Nuestra obligación era velar por la seguridad de la gente», apuntó.

Por último, Castedo adelantó que la responsabilidad del Ayuntamiento es hacer cumplir el pliego de condiciones de la contrata. «Con el dinero que nos cuesta a los alicantinos el servicio de limpieza, la ciudad tendría que estar siempre en perfectas condiciones, si no lo está es porque no se cumple. Estaremos vigilantes», concluyó.

El gerente de UTE Alicante, Sergio Pérez, consideró por su parte que la negociación por este conflicto laboral ha sido «difícil», por las circunstancias de huelga, pero también «atípica». En este sentido, recordó que la empresa llegó a alcanzar dos acuerdos verbales y un tercero por escrito con el comité, pero luego la plantilla los rechazó. Pérez reconoció que la empresa «nunca esperó que se llegara a esta situación», y estimó que la medida de un paro como protesta ha sido «desproporcionada», ya que, en su opinión, se podría haber negociado cuanto fuera necesario antes de tomar esa medida.

A juicio de Pérez, el acuerdo alcanzado es bueno porque «no gusta al 100% a nadie», de manera que todas las partes han tenido que hacer alguna cesión para alcanzarlo. No obstante, recalcó que «queda claro que no se tocan los salarios y los puestos se garantizan» . En su opinión, lo más importante de esta huelga «han sido los inconvenientes que se han ocasionado». Según dijo, «todos debemos pedir disculpas por ello». En cuanto a la limpieza de la ciudad, señaló que se irá haciendo «lo antes posible», de manera progresiva. De hecho, anoche el servicio se restablecía con más medios de lo habitual.

Por su parte, el presidente y el secretario del comité, Mariano García y Emilio López, respectivamente, culparon de la situación a la reforma laboral, que «ha dado pie a que lleguemos a esto». Insistieron en que estaban en juego derechos laborales relativos a la jornada, la antigüedad y el tamaño de la plantilla, entre otros, y a la exigencia de que todo ello se reflejara en un convenio. Sin embargo, hicieron hincapié en que se habían sentido «pisoteados» por la acción del Ayuntamiento de contratar a una empresa para que llevara residuos de un sitio a otro. García y López manifestaron su incomprensión hacia la decisión municipal, cuando «los servicios mínimos eran ya del 50%», y lamentaron que la hubiera tomado de forma unilateral.

Por su parte, el secretario general del PSOE en la ciudad, Gabriel Echávarri, felicitó a los alicantinos por el fin de la huelga, pero criticó la gestión del Ayuntamiento en el conflicto. «La alcaldesa ha estado desaparecida, ha abandonado la ciudad, lo que demuestra que el PP tiene un proyecto agotado».