La ministra de Sanidad, Ana Mato, defendió ayer la retirada de las vacunas de la varicela en las farmacias para su dispensación libre argumentando que ha sido un «ejercicio de responsabilidad» motivado por las recomendaciones oficiales.

«Hemos actuado en el ejercicio de nuestra responsabilidad como autoridad sanitaria y siguiendo las recomendaciones que promueven todas las organizaciones sanitarias mundiales y europeas», afirmó, al tiempo que recordó que la decisión fue tomada en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Así, recordó que «las vacunas se pueden dispensar en oficinas de farmacia siempre de acuerdo a las fichas técnicas y al calendario vacunal» y, para un buen establecimiento, «todos debemos sumarnos a este calendario común si queremos conseguir la máxima cobertura».

Recordó que las recomendaciones oficiales, «según los expertos, dependiendo de la vacuna y de la realidad de la salud pública de cada país», afirman que «un uso no ajustado a las recomendaciones oficiales podría motivar un cambio en las condiciones epidemiológicas de las enfermedades que pueda hacer que el perfil de una determinada enfermedad cambie para el conjunto de la sociedad». Por tanto, entiende que solo bajo un único calendario vacunal se podrá «tener conocimiento permanente de la trazabilidad» de la enfermedad y, con ello, «garantizar» que en una situación de alerta «se pueda actuar de forma inmediata por parte de las autoridades sanitarias evitando riesgos mayores».

Desde el pasado mes de septiembre, el Ministerio de Sanidad mantiene bloqueada la distribución de vacunas para la varicela en las farmacias de toda España, salvo en Madrid y Navarra, donde está incluida en el calendario vacunal desde los 12-15 meses de edad. La situación ha despertado las críticas de los pediatras, quienes alertan que en un 15% de los casos la varicela conlleva complicaciones que pueden dejar secuelas de por vida.