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La resistencia de los bolardos

Un vecino de San Blas trata de deshacerse de los pivotes que le impiden acceder a su garaje

Ferrán trata de desprender uno de los bolardos, mientras su mujer Elisabet limpia la acera. El vecino posa junto a los bolardos y las placas de vado.

David contra Goliat. Un vecino de San Blas, armado con un percusor y dos enormes martillos, trataba ayer de deshacerse de los tres bolardos que desde finales del mes de octubre le impiden el acceso a su garaje pese a que éste cuenta con el correspondiente vado.

Y es que el Ayuntamiento ha establecido que Ferrán Ramón i Boix debe hacerse cargo de los trabajos para la retirada de estos bolardos, que se instalaron cuándo este vecino estaba tramitando el vado. De hecho, las placas llegaron días después de la colocación de los pivotes y Ferrán ya ha pagado un trimestre de vado. Este vecino de 60 años se niega a contratar a una empresa para que retire las barreras. «Me parece una situación muy injusta, porque es un dinero que no voy a recuperar». Además, añade, «llevamos ya tres meses en esta situación y estamos ya desesperados, queremos recuperar nuestro garaje».

Sin embargo, no parece que el reto vaya a ser fácil. «He estado toda la mañana intentando quitarlos, pero no se han movido ni un milímetro», señala mientras clava el percusor en la base del bolardo. Junto a él, su mujer Elisabet barre el polvo que se desprende. «Me sabe fatal que algún vecino se manche o se resbale».

Ferrán Ramón i Boix culpa de esta situación «a la descoordinación que existe entre los departamentos de Tráfico y Obras, que no hacen más que pasarse la pelota unos a otros». Mientras, y por toda respuesta, este vecino sólo ha recibido una carta del Ayuntamiento en la que se le emplaza a que, una vez retirados los bolardos, los lleve a un almacén municipal y sustituya el pavimiento afectado por otro de las mismas características.

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